Turquía vivió en sus propias carnes la sensación que se experimenta cuando se pierde en el último minuto. Durante la Eurocopa, empleando esa táctica, los turcos han derrotado así a Suiza, República Checa y Croacia. Pero con Alemania eso no vale. Con un fútbol pobre, la selección de Löw se ha clasificado para la final de la Eurocopa. Tan sólo ha jugado bien en cuartos de final ante Portugal, pero la inexpresividad de su juego ha sido acompañada por una gran efectividad. También influyó la precaria situación de la selección turca, que puso en liza un once de circunstancias, eso sí, no exento de garra y pundonor.
Pronto se disipó la confianza de los alemanes cuando los once bravos turcos mostraron sus intenciones ofensivas. Tras varias ocasiones, el travesaño repelió un zapatazo de Kazim Kazim en el corazón del área cuando apenas se había cumplido el cuarto de hora de encuentro. Tenía que llegar, y a los veinte minutos, tras una jugada ensayada, Ugur Boral aprovechó el rechace de un acrobático cabezazo de Kazim Kazim que rebotó en el larguero para adelantar a la selección de la media luna. Saltaba la sorpresa tras el tanto de los insistentes turcos. Poco duró la alegría turca, ya que cinco minutos después una jugada prácticamente calcada a la que dio el primer gol a Alemania ante Portugal sirvió para que los germanos, por medio de Schweinsteiger, que esta vez definió con el exterior a la escuadra opuesta y en una posición menos forzada, situasen en el luminoso la igualada. La otra mitad de primera parte fue menos interesante y activa, pero con los otomanos siempre dominando.
Tras la reanudación, el combinado turco saltó al césped atolondrado y, por contra, el cuadro teutón salió más centrado y se hizo con el control del juego. Aún así, las ocasiones no llegaban con claridad, a excepción de un clarísimo penalti a Lahm poco después del inicio de la segunda mitad que un desacertado Busacca no vio. Durante media hora el encuentro estuvo dormido en el campo y para los telespectadores, puesto que un fallo en la señal de Cuatro no permitió seguir el encuentro durante algunos minutos en los que, por suerte, no sucedió nada reseñable. Y junto a la señal regresó al encuentro Klose, que empujado por un patético Rüstü (verdaderamente, no me explico como Terim le lleva a la selección) cabeceó a placer un centro al área aparentemente sin peligro que el guardameta (si es que se puede decir que realmente guarda la meta y no la expone) no atrapó en una infantil, errónea e innecesaria salida. El palo era duro, pero Turquía demostró, si no lo había hecho anteriormente, que es de piedra, y automáticamente después del gol encajado se volcó en el ataque e hizo buena su insistencia con un tanto a falta de cinco minutos para la conclusión anotado por el oportunista Semih Senturk, que remachó 'in-extremis' un centro de Sabri. Apenas había terminado la celebración para los jugadores, los otomanos recibieron un golpe aún más duro, y es que Lahm, con una gran internada por la izquierda y una mejor pared con Hitzlsperger se plantó ante Rüstü, al que, evidentemente, batió con una definición perfecta.
Alemania alcanza así su sexta final de la Eurocopa, de las cuales ha ganado tres (1972, 1980, 1996). También finalizó en tercera posición en 1998. El equipo alemán no ha lucido un juego brillante, pero está en la final que, como dice su capitán Ballack, ''es lo que cuenta''. En ella se medirá al vencedor del choque que disputan esta tarde-noche España y Rusia a las 20.45 h por Cuatro, del que esperemos salga vencedor España.
1 comentario:
Qué bien resumido. Buena información.
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