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domingo, 15 de junio de 2008

Eurocopa; Grupo C: Serio correctivo de Holanda a Francia y Rumanía se postula como la sorpresa.

Ahora, después de lo acontecido en el Holanda-Francia, ya no hay duda de que la ‘naranja mecánica’ vuelve por sus fueros. Con un rápido fútbol de toque y precisión, la selección holandesa se ha clasificado para los cuartos de final de la Eurocopa como primera del grupo. Encuadrada en el denominado ‘grupo de la muerte’, la selección holandesa partía, para muchos, como la segunda favorita para quedarse en el camino, por detrás de Rumanía. Mucho han cambiado las cosas, y junto a ellas las opiniones, ya que ahora la mejor posicionada para acompañar a Holanda en los cuartos de final es Rumanía, una selección con un estilo de juego muy distinto al holandés y que iniciaba su participación como la gran ‘tapada’. Por el contrario, los dos gigantes que partían como favoritos no solo para clasificarse en su grupo, sino como aspirantes al título, se tambalean y se lo jugarán todo cara a cara en un duelo de titanes.

En el primer partido del grupo, Rumanía e Italia se veían las caras en un crítico encuentro para ambos, quizá aún más para los italianos. Había cierto temor sobre la calidad del encuentro dada la similitud del juego de ambas escuadras. Pero ambos equipos se olvidaron de su juego habitual y salieron con mentalidad ofensiva, olvidando el fútbol rácano que ofrecieron en el primer encuentro. Dadas las intenciones de las dos selecciones, el encuentro se presentó como un auténtico vaivén de ocasiones. Un toma y daca en toda regla. Ocasión clara para Italia, respuesta de Rumanía. Entre estas ocasiones, sobresalió un balón al palo que estrelló involuntariamente Panucci contra su portería. E incluso una vez cumplidos los cuarenta y cinco minutos reglamentarios, Luca Toni, muy activo durante toda la primera parte aunque desacertado, cabeceó a las mallas en posición incorrecta un centro en el área.

La primera parte había ofrecido un gran espectáculo únicamente ensombrecido por la ausencia de goles. Ambos bloques, sabedores de esto, saltaron al césped del Letzigrund Stadion con la lección bien aprendida. Diez minutos fueron suficientes para que Zambrotta regalase el gol a Mutu con un garrafal error en una cesión a Buffon, la cual interceptó un astuto Mutu, que definió sin problemas ante el cancerbero transalpino. La campeona del mundo estaba contra las cuerdas, y tuvo que ser el eterno Panucci quien salvase los muebles dos minutos después de encajar el gol, aprovechándose de un rechace en el área pequeña producido por un saque de esquina botado por De Rossi. Italia se había recuperado del varapalo que había supuesto el tanto de Mutu.

Entonces, con el marcador de nuevo en igualdad, ambas escuadras rescataron el gran fútbol ofrecido en la primera mitad y durante los veinte minutos siguientes se sucedieron los ocasiones de gol para ambos equipos. Pero una jugada en el área italiana rompería la monotonía. Los protagonistas de los goles eran el objeto de la pena máxima que señaló Tom Henning Ovrebo. Panucci había agarrado claramente a Mutu. Penalti justo. El encargado de lanzar la pena máxima era Mutu. Uno de los dos pasaría de ser héroe a villano. Y sería Mutu quien, tras errar en el lanzamiento, detenido por un magistral Buffon, sería el nuevo villano. Ya, en los diez minutos largos de juego que restaban ninguno de los dos equipos tenía ganas de sustos, y se limitaron a acercarse a la portería del rival tímidamente. Empate merecido, aunque ambos podrían haber ganado también con todo merecimiento.
Después llegaba un encuentro del que se esperaba mucho, aunque ni mucho menos todo lo que dio de sí. Fue un monumento al fútbol. La única pega, lo abultado del resultado. Demasiado castigo para Francia, que, aunque cayó con las botas puestas, no mereció acabar de esa forma.

Holanda no esperó mucho para encarrilar el encuentro, y a los nueve minutos de juego el delantero del Liverpool, Kuyt, cabecearía a las mallas ortodoxamente un saque de esquina. Pero ni por esas Francia despertaría de su letargo, y los diez siguientes minutos fueron un acoso constante de la ‘naranja mecánica’. Tuvieron que pasar veinte minutos para que los ‘bleus’ reaccionaran. Desde entonces, la selección de Doménech se puso manos a la obra con más corazón que cabeza, faltos de creatividad en el centro del campo (en gran parte debido al empecinamiento de Doménech de mantener a lo que queda del bloque que ganó el Mundial y la Eurocopa en 1998 y 2000) recurrieron a los costados, Malouda y especialmente Ribéry. Pero la zaga holandesa es muy consistente y los franceses necesitaban algo más que la velocidad de sus interiores y los destellos de Henry. Mientras los galos buscaban un remedio, llegó el descanso.

Tras la reanudación, Francia siguió insistiendo por las bandas, buscando en los centros a Henry. Pero estaban expuestos a los contraataques holandeses, y en uno de ellos llegó el segundo, tras un detallazo técnico de Van Nistelrooy, que se la envió a Robben que, aprovechando el pasillo que tenía en el costado izquierdo, centró a media altura a los pies de Van Persie, que no hizo más que empujarla. Golpe duro para Francia, que estaba tocada, pero no hundida, lo cual demostraron doce minutos después cuan do su insistencia por las bandas dio su fruto con un centro raso de Sagnol que remachó Henry con un ligero toque con la zurda, suficiente como para desviar la trayectoria del balón hacia la portería.

Pero poco dura la alegría en la casa del pobre, y la contestación holandesa fue rápida y eficaz. Robben la cogió y tras unos cuantos recortes, con la zaga gala mareada, conectó un zurdazo desde una posición muy escorada que, sorprendentemente, se coló por la escuadra paralela. 3-1. No había solución. Sin embargo, los franceses, lejos de la realidad, continuaron intentándolo (bravo por ellos) hasta el final. Pero el fútbol es muy injusto y con el tiempo ya cumplido, en una jugada aparentemente intrascendente, Wesley Sneijder fabricaría una espléndida vaselina a la media vuelta en la frontal del área que se colaría por la escuadra izquierda de un desafortunado Coupet.
Bravo para ambos, pero éste es un juego en el que sólo puede ganar uno, y en esta Eurocopa parece que ese equipo solo puede ser Holanda.

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