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lunes, 31 de mayo de 2010

Curiosidades



En las últimas fechas está siendo "vox populi" el fichaje de José Mourinho por el Real Madrid, hasta el punto de que tan sólo se habla de eso en los diarios deportivos, informativos, etc. Pero esto tan sólo es una tapadera, una forma de camuflar la bazofia que envuelve las elecciones a la presidencia del F.C.Barcelona.

Apenas se habla de las puñaladas y los dardos envenenados del señor Laporta a Sandro Rosell, cuando todos sabemos que es cuanto menos bochornoso que quiera tener el protagonismo en el futuro Barça incluso después de marcharse. Prueba de esto también es el fichaje del "Guaje" David Villa, que al margen de ser grandioso en lo deportivo, no deja de ser otro instrumento de Joan Laporta para recibir elogios y adulaciones que no merece.

Queridos lectores, no debemos olvidar, que el señor Laporta es la prepotencia personificada, la perpetua necesidad de protagonismo, es un hombre capaz de todo por llamar la atención, incluso exhibiendo su torso en la terminal de un aeropuerto y acusando de homófobos a los trabajadores de la misma.

Pues bien, ahora Laporta, en la recta final de su mandato, está cargando de manera constante y un tanto latosa contra su "viejo amigo" Rosell; acusándolo incluso de algunos asuntos turbios e irregularidades relacionados con la contratación de una empresa de Sandro para organizar un partido de fútbol en el Estado de Brasilia. Laporta "escupe" en cada rueda de prensa contra su acérrimo enemigo Rosell para seguir influyendo en el Barça muchos años más.



El plan del señor Laporta es dedicarse ahora de pleno en la política... ¡Que Dios nos pille confesados! Y en el caso de que no saliera bien, querría colocar un títere suyo en la presidencia del Barça para así tener la oportunidad de volver a mandar en una entidad tan importante en el mundo del deporte.

En fin, es tan sólo una reflexión de cómo en los medios se está "tapando" un asunto bastante vergonzoso que queda bastante lejos de la caballerosidad y de lo que en Cataluña llaman el "seni català"...

domingo, 30 de mayo de 2010

Rumbo al sur

La espera para el comienzo del Mundial más apasionante de los últimos años está agotando sus últimos anhelos, y es por ello por lo que en nuestro blog queremos estar más que preparados para el mismo, que tendrá lugar entre el 11 de Junio y el 11 de Julio. Así, estamos trabajando en los más minuciosos y exhaustivos análisis de cada grupo y cada selección. Para ello, la dirección de éste sitio web ha creado una página en la que poder informarse y opinar acerca del evento futbolístico más importante de cuantos hay. ¿Quién llega mejor? ¿Qué jugador puede marcar la diferencia? ¿Quiénes son los grandes estrellados del Mundial? Todo eso y mucho más, en nuestro nuevo vínculo: http://www.caminitodesudafrica.blogspot.com/. A buen recaudo, les aseguro que disfrutarán con todo lo que en nuestras líneas plasmaremos.

Se despide cordialmente:

La dirección

viernes, 28 de mayo de 2010

Vuelve 'El Niño'


La Selección está de enhorabuena. Fernando Torres, delantero de La Roja y una de nuestras principales armas para el Mundial, ha vuelto a entrenarse con normalidad con el grupo tras la fatídica lesión de rodilla que sufrió con el Liverpool y que le ha mantenido apartado de los terrenos de juego durante más de un mes.
El delantero se ejercitó durante 45 minutos junto a sus compañeros, realizando ejercicios de posesión y remate. Se le notó algo falto de ritmo, pero la valoración general fue positiva y, aunque rehusó participar en el partidillo, se le espera en plena forma para los próximos días.
Sin duda, ésta es una fantástica noticia para los nuestros de cara al importantísimo verano que se avecina, y más aún cuando hace apenas quince días la presencia del fuenlabreño en Sudáfrica no estaba ni mucho menos asegurada.
El punta, que no juega desde el partido de vuelta de los cuartos de final de la Europa League frente al Benfica, el 8 de abril, y tuvo que ser operado apenas diez días más tarde en Barcelona por el doctor Cugat, ha sufrido un auténtico calvario de lesiones durante esta temporada que le han obligado a perderse partidos muy importantes y especiales para él (a destacar el doble encuentro ante el Atlético de Madrid), lo que había sembrado dudas hasta el último momento sobre su participación en el Mundial y el estado físico con el que llegaría al mismo.
Torres antepuso siempre su club frente a cualquier otro compromiso, llegando a jugar tocado varios partidos, y jugándose lesiones más graves que pudiesen privarle del torneo veraniego, demostrando una gran profesionalidad que el Liverpool agradeció durante todo el curso.
Sin embargo, finalmente, ante la cercanía de la conclusión de la temporada, 'The Kid' optó por operarse para arreglar las molestias que sentía en su maltrecha rodilla, algo que a la larga ha resultado ser una gran decisión, pues el madrileño estará en perfectas condiciones para el 16 de abril, día del primer partido mundialista para España, frente a Suiza.

Así, aunque el jugador llevaba varios días recalcando que se encontraría en plena forma para el inicio de la competición, hoy tenemos la oficialización de la primera gran noticia para el combinado español en vísperas del Mundial. Que sean muchas más.

martes, 25 de mayo de 2010

Memorias de un Celtinha

Si bien ahora el Celta es conocido como un equipo mediocre de la categoría de plata de la liga española, puedo afirmar que no siempre fue así, pues hace unos pocos años nos hizo disfrutar del fútbol tanto en la Liga española, como en Europa.

El Celta es un sentimiento, un anhelo permanente de grandeza, que por los avatares del destino siempre se ha quedado en el intento. Con esto me refiero a que, pese a que el conjunto olívico ha hecho habitualmente buenas temporadas, siempre se ha quedado a las puertas de la consecución de algún título.

De todas formas, lo que aquí pretendemos poner de manifiesto, no es otra cosa que la decadencia de uno de los equipos más importantes de la historia del fútbol español. Para ello, podemos remitirnos a las numerosas participaciones del equipo en la hasta hace poco llamada copa de la UEFA (ahora Europa League), una participación en la Champions League (doblegando a equipos como el Milán), la consecución de la Intertoto en 2001, o el gran nivel desplegado durante años en la Liga española y en la Copa del Rey.

Si bien es cierto que el Celta fue uno de los equipos de moda en los últimos años, contando con grandiosos jugadores entre sus filas como Gustavo López, Mostovoi, Karpin, Penev, Gudelj, Jesuli, Edú o Makelelé. Ahora la realidad es muy distinta, pues apenas luchan por la permanencia en la Segunda División.

Los descensos, y las malas temporadas siempre han encontrado a la suerte como el principal culpable; pero lo cierto es que han sido la ineptitud de los diferentes presidentes, los malos planteamientos de los entrenadores y las lesiones de los jugadores punteros de la plantilla quienes han truncado esos sueños de seguir progresando.

Como consecuencia de todo esto, el Celta ahora está inmerso en un proyecto fundamentado en la cantera, que por suerte está dando como resultado la aparición de bastantes jugadores más que interesantes. Bajo la batuta de Eusebio Sacristán (que intenta el imposible de implantar el juego de toque del Barça en la Segunda española) el año próximo intentarán de nuevo el ascenso a Primera.

Los celtinhas nos refugiamos en el dicho que postula que “el que tuvo retuvo”, y apelar a la paciencia, pues si no se pierde la esperanza, y se le otorga el siempre importantísimo apoyo al equipo por parte de la afición, se puede llegar lejos. Y si no, que se lo pregunten al Atlético de Madrid, que ha sabido esperar luchando año tras año, hasta que por fin ha conseguido un título en este 2010, dejándonos a todos los españoles orgullosos y prendados del fútbol rojiblanco. Por tanto, démosle un voto de confianza a este nuevo proyecto vigués, con el colosal deseo de que cuanto antes se vuelva a escuchar la Rianxeira en los estadios de Primera.

Hala Celta!

sábado, 15 de mayo de 2010

Y el segundo fichaje de Florentino es...

El Real Madrid hace ya tiempo que comenzó a planificar la próxima temporada. Y es que tras el fiasco que parece van a llevarse finalmente este curso, con los casi 300 millones de la 'superproducción Florentino' invertidos en estrellas del fútbol mundial como Kaká, Cristiano Ronaldo, Xabi Alonso o Karim Benzemá, el equipo no ha terminado de carburar y está a un paso de finiquitar su año futbolístico sin un sólo título.


Pese a que a comienzos de temporada las cosas parecían pintar color de rosas, con un equipo y una afición convencidos de poder reeditar la atroz hazaña de Pep Guardiola y su Barça el campeonato pasado, que consiguieron por vez primera en la historia del balompié todos los títulos disputados: Liga, Copa del Rey, Champions, Supercopas de España y Europa y Mundialito de Clubes, lo cierto es que el Real Madrid no ha convencido a sus postores, con un juego rácanamente directo aunque efectivo. Dependientes de Ronaldo y de Higuaín, los blancos están a punto de terminar la mejor campaña liguera de su haber con la posibilidad de conseguir 98 puntos en Liga, pese a lo cual podrían no ganarla, pues su máximo rival, el Barcelona, podría llegar a los 99. En Copa y Champions, con sonoros chascos en Alcorcón, dónde un equipo de Segunda División B le endosó nada menos que cuatro, y contra el Lyon, dónde una vez más le traicionó su petulante confianza, el Real Madrid está a un paso de volver a terminar un año más en blanco.


Y es por ello por lo que Florentino y su séquito empezaron hace ya a pensar en la temporada venidera. No quieren más decepciones y volverán a tirar de cartera para poder poner la guinda a una plantilla galácticamente estrellada y poder por fin iniciar el asalto definitivo al todopoderoso Barça. Como siempre, al club de la capital española se le han asociado nombres como los de Rooney, Ribery, Silva, Arshavin o Villa e incluso otros más que impensables, léase Iniesta, Agüero, Cesc Fábregas Messi o una hipotética vuelta del eléctrico Robben. Pero la realidad es otra bien distinta. Lejos de lujuriosos fichajes, el club ha confirmado únicamente hasta el momento una incorporación: la del chaval Sergio Canales, de 19 años, última perla del Racing de Santander y una de las revelaciones del curso, pese a que su nombre no hace más de seis meses que ha salido a la palestra.



Pero todo parece indicar que en breve al nombre de Canales se le adherirá otro: el del centrocampista navarro Javi Martínez, quien actualmente está haciendo las delicias de todos los seguidores del Athletic de Bilbao. Tras años de calidad incertidumbrosa, el joven centrocampista está viviendo el hasta ahora momento más dulce de su carrera, y por fin se ha afianzado como uno de los mejores en su posición de nuestra nación, siendo sin duda una de las grandes sensaciones del año, y su mágica temporada no ha pasado desapercibida para nadie. Así lo saben tanto Vicente del Bosque, quien le ha incluído en la lista de preseleccionados de España (es la primera vez que el jugador va con el equipo nacional) para el Mundial de Sudáfrica, por delante de hombres como Mikel Arteta o Pablo Hernández, como varios de los grandes del panorama internacional, como son el Liverpool, la Juve, el Arsenal, o el Manchester City, y nacional, como los dos clubes españoles por excelencia, Barcelona y Real Madrid, además de otros ilustres como el Sevilla, el Villarreal, o el flamante campeón de la UEFA Europa League, el Atlético de Madrid. Pero, ante tanto interés, y tal y como ha podido saber esta página, el mediocentro de Lizarra parece haberse decantado por la oferta del Real Madrid. Y es que pese a que desde que salió de la cantera de Osasuna rumbo a Bilbao siempre ha estado de lo más feliz en el Athletic, todo parece indicar que el proyecto deportivo del mejor club de la historia, unido al aliciente que supone jugar junto a todas las estrellas del conjunto de Concha Espina y lo que es más importante, de uno de sus grandes ídolos y compañero de posición, Xabi Alonso, podría haberle hecho cambiar radicalmente de idea. El Athletic se remite a su cláusula, de 24 millones de euros, que por supuesto no será impedimento alguno para un Florentino que parece decidido a contratarle a toda costa. Las negociaciones, que de momento no trascienden a oídos del público, podrían cerrarse en breves, y el fichaje se anunciará previsiblemente antes del Mundial de Sudáfrica, o después del mismo, aunque no durante, pues muy posiblemente él será uno de los elegidos finalmente para la cita futbolística, junto a otros hombres de futuro aunque inexpertos en 'la Roja' como el extremo barcelonista Pedro Rodríguez, el lateral de Osasuna Azpilicueta o el versátil Jesús Navas.



Atados ya Canales y Javi Martínez, ¿cuál será la nueva bala de Florentino para intentar tumbar al Barça? Eso y mucho más, se lo contaremos desde aquí. No se lo pierdan.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Condenado

¿Quién le iba a decir a Fernando Sanz que menos de un año después de rozar la gloria quedándose a las puertas de los puestos que dan acceso a competición europea y siendo la revelación del año, el equipo de sus amores, un recién ascendido Málaga, el mismo que le dio a conocer y le hizo capitán y del que ahora es presidente, que tantos buenos pálpitos dejó de la mano de hombres como Apoño, Eliseu, Gámez, Baha o Duda bajo la dirección de un pletórico Antonio Tapia, iba a verse involucrado en una agónica lucha por tratar de salvar la categoría junto a otros cuatro equipos con una plantilla desmoralizada y cariacontecida?



Seguramente nadie. Porque en ese momento se trataba de algo descerebrado y paradójicamente casi imposible. Situación que ni siquiera cambió tras la extraña decisión de dejar marchar a Tapia rumbo al Betis al final de la temporada anterior o tras el adiós de hombres importantes como Goitia, Lolo, Salva Ballesta o Eliseu. Porque el bloque supo sobreponerse y la ilusión seguía en pie, el sueño de alcanzar Europa intacto para volver a ser abordado, y las ganas y fuerza eran sorprendentes y alentadoras. Pero entonces, Sanz tuvo la hasta ahora peor idea de su corta carrera como directivo: contratar al técnico que obró el deseado ascenso hace ahora dos años de un modo bastante agónico, Juan Ramón Muñiz, el mismo que pocos meses antes había sido relevado de su cargo como entrenador del Racing en pos de los malos resultados obtenidos. Pocos malagueños entendieron dicha elección, superpuesta a otras como las de Victor Fernández, 'Cuco' Ziganda o la hipotética vuelta a los banquillos del maestro Joaquín Peiró.

Pero de poco importaba, el esfuerzo e interés de los jugadores era máximo, y pese a contar con uno de los equipos con menor presupuesto de Primera, Sanz logró retener a pilares como Gámez, Apoño o Wellington o ampliar la cesión de dos de los talismanes e ídolos de La Rosaleda, el sutilmente mágico Duda y el siempre simbólico Albert Luque, además de fichajes a coste cero o a préstamo como los del experimentado meta Munúa, correosos zagueros como Mtiliga o Stepanov (cabe destacar aquí que en un alarde de ingenio, Muñiz incomprensiblemente dejó pasar a Jorge Andrade, que se incorporó a prueba), endiablados velocistas como el interista Obinna, el versátil internacional portugués Edinho o el canterano madridista Valdo, o jóvenes talentos como Xavi Torres, Jordi Pablo o Forestieri, el para muchos 'nuevo Messi', además de canteranos que comenzaban a ser asiduos como Manu Torres o la perla malagueña Edu Ramos. El conjunto se compenetraba y las cosas comenzaban a carburar. Con muchas caras nuevas y bastantes bajas, la base sólida seguía intacta, la máquina engranaba y el sabor de boca de los aficionados al club de la Costa del Sol se iba endulzando de un modo que terminaría siendo peligrosamente amargo.

Así comenzaba la temporada, un nuevo asalto a la Liga con expectativas bastante altas. Sin sospecharse, para nada, que la temporada sería un vaivén constante entre penas y alegrías, entre felicidad y desengaños. Y gran parte de culpa de ello puede serle achacada a un solo ente, a una sola persona, que no es otra que el propio Muñiz. Siempre, lo fácil es echar la culpa al entrenador de gran parte de los males de un equipo, y por lo general, estas acusaciones pueden resultar infundadas. Aunque este no es el caso del técnico gijonense, que desde el comienzo de la temporada, creyéndose tener mejor plantilla de la puesta, comenzó a rotar de un modo absurdo, sin importarle un mínimo resquicio las actuaciones de cada jugador, y relegó clandestinamente a hombres fundamentales para la afición andaluza como Nabil Baha o Albert Luque en beneficio de otros como el recién llegado Obinna, al que situaba sin demora como único punta pese a su posición natural de extremo, lo que junto a las lesiones del propio Apoño, Helder Rosario, Pere Martí o Fernando, generó una situación tan incertidumbrosa como obsoleta que desembocó en la pérdida casi definitiva del esfuerzo, el anhelo, y en definitiva, la esperanza ya no solo de reeditar e incluso mejorar el temporadón obrado bajo la batuta de Tapia, sino también la de poder mantenerse en la categoría sin tapujos ni dificultades.


Poco a poco, el equipo fue perdiendo fuelle, confianza, garra y vigor, desalentándose poco a poco con cada derrota, con cada fallo, con cada decisión imprecisa de Muñiz, hasta terminar coqueteando constantemente con las zonas más bajas de la tabla. En invierno, se trató de mejorar la situación con la incorporación del delantero ecuatoriano Caicedo, que sin embargo, no acertó a terminar con la falta de gol acuciada por la motivada desmoralización de Baha. Y Muñiz, en otra sabia decisión, optó por desestimar los servicios de hombres ofertados como Eliseu, malaguista confeso o de Walter Fernández, gran sensación en Segunda División con el Nástic. En cambio, lo que sí que hizo fue deshacerse de Edinho, que llegó por petición expresa suya. Además, el técnico, en otro alarde de su desconfianza en la plantilla afligió un abuso constante a la cantera costasoleña, haciendo habituales en sus convocatorias hasta a cinco chavales: los defensas centrales Iván González, quizás el único acierto del entrenador, o Daniel Orozco, junto a los centrocampistas Toribio, Portillo, Javi López o Juanmi, este último de sólo 16 años, al que recurrió como solución de urgencia para tratar de remontar un 2-0 en el Bernabéu. Ni que el imberbe pudiese hacer milagros.

Málaga entera comenzaba a visionar lo que se venía encima. La primera vuelta se completaba con más pena que gloria y la cosa parecía tornarse a peor si cabe. Las sonoras plegarias de la afición para la destitución del entrenador al haberse dado cuenta de la hilemórfica relación encontrada entre Muñiz y el fracaso vagaban sin hacer ruido por los oídos de un Fernando Sanz que a su vez observaba impasible como Tapia era relevado de su cargo en el Betis, sin vislumbrar entonces que esa podría ser la solución final a los daños del club.



Pero nada de eso ocurrió, y el Málaga continuó vagabundeando por los puestos calientes de la tabla, sin llegar a acercarse demasiado. Flirteando constantemente con la zona baja, en un rizar continuado del rizo de la Segunda División cuya realidad bien podría suponer el final definitivo de un club fuertemente endeudado. Y Muñiz, seguía probando fórmulas, nuevos inventos de su mágica excelencia. De esa excelencia que le hizo ser despedido en Santander por no seguir los prototipos y clichés que se supone debe tener un preparador de primer nivel. Como si de la pretemporada se tratase, el míster no cesaba de modificar y modificar el estilo de juego, gustase o no, triunfase o no. Tratando de dar con su tecla ideal, que seguramente ni él sepa cuál es. Primando la confianza de la inexperiencia sobre la de la pericia, los canteranos tenían cada vez más peso en las formaciones. Unas formaciones intrincadas, sin sentido alguno y de lo más cambiantes. Y a las que, claramente, las actuaciones arbitrales, dicho sea, no favorecían lo más mínimo. De hecho, las equivocadas decisiones de los insubordinados hombres de negro hundían, quizás merecidamente, al equipo en una inestable quimera.


Con ello, el final de temporada del equipo se preveía de lo más abrupto e inseguro. Con el equipo a tiro del descenso ante la envidiable reacción de los de abajo, el equipo debería en la antepenúltima y penúltima jornada a Bilbao y Getafe. Como era de esperar, el desencajado bloque, con la moral, el ánimo y la fe funestamente desbandados, apenas pudo plantar cara ante dos de las grandes sensaciones de la campaña. El ya reconocido como héroe por Málaga, Duda, salvó un puntito de San Mamés con un gol olímpico, y en la ciudad madrileña, el equipo no salió a por lo que tenía que salir y Soldado y Pedro León fueron su mártir, cavando casi sin quererlo la tumba de un equipo que, cosas del fútbol, solo doce meses antes se había ganado el respeto, afecto y cariño de la gran mayoría de los clubes españoles, destilando pundonor y coraje.


Así las cosas, a falta de un partido, de una puntillosa e indeseable jornada, el Málaga se encuentra empatado a 36 puntos con Valladolid, Racing y Tenerife, por 33 del Xerez, colista, con opciones de salvación tras en el segundo tramo de la temporada haber derrochado generosamente ese valor e ímpetu que su equipo vecino únicamente ha exhibido con timidez en determinados últimos estragos del año liguero. Y su juez, para más inri, no será otro que uno de los dos candidatos a llevarse la Liga, el Real Madrid, que completando la mejor campaña de su historia está segundo detrás del todopoderoso Barça de Guardiola, y que viaja a La Rosaleda con el objetivo de pasar y arrasar ante una necesitada parroquia que tantas veces se ha mostrado adepta madridista y que de perder, sería prácticamente carnada de tiburón, o lo que es lo mismo, pasto de Segunda División. Le pese a quien le pese, le duela a quien le duela, al Málaga solo le queda dar la campanada, esa campanada que no ha atinado a marcarse a lo largo de toda la Liga, para tratar de vencer a los indomables chicos de Pellegrini y de paso, obrar una casi imposible e idílica salvación. Quizás sea este el momento en el que Muñiz deba dejar atrás su petulante y más que equívoco conocimiento y dejarse llevar por otras vías, por quienes realmente sienten la camiseta. Por hombres como Baha, Apoño, Duda, Luque o Gámez, sobradamente comprometidos por el club y que no dudarán en dejarse la piel para intentar salvar su último escollo para mantener la categoría y que deberán conjurarse y darlo todo para, sea como sea, tratar de imponerse a los Ronaldo, Higuaín, Kaká y compañía. La misión es difícil, más que difícil, pero esto es fútbol, señores. Y puede pasar cualquier cosa. Pero pase lo que pase, hay una cosa que está clara. Que el adiós de Muñiz al club no debería demorar más de lo estrictamente necesario, porque con su dudoso estilo únicamente ha logrado una cosa: condenar a un equipo, a un sentir, y a una ciudad, a un castigo quizás demasiado duro, el descenso que el mismo se ha labrado y quizás, quién sabe, a su fatídica desaparición.

sábado, 1 de mayo de 2010

Dos atléticos en Anfield Road

Hemos llegado a Liverpool siguiendo al Atlético de Madrid. Aunque parezca mentira estamos en el último partido de semifinales de la recién llamada UEFA League. Tras bajar del avión los autocares nos llevan directamente al escenario del partido. Quedan aparcados a unos trescientos metros del estadio, y nos dirigimos a conocerlo. Algunos, ya veteranos en estas lides por los partidos europeos de la temporada pasada, van directamente al centro de la ciudad, tomando los clásicos taxis ingleses o esperando la llegada del autobús . Nosotros rodeamos tranquilamente el estadio, y vemos que nuestra puerta de entrada está cerca, muy cerca de la famosa valla que exhibe la leyenda "You'll never walk alone", el nunca caminarás solo forjado en hierro negro junto al escudo del equipo, al lado del pequeño monumento que conmemora el desastre de Hillsborough, en recuerdo de los 96 aficionados del equipo fallecidos en el trágico 19 de Abril de 1989. Arde en su memoria una llama perpetua, junto a un panel donde figuran cada uno de sus nombres sobre una camiseta. Terminamos de dar la vuelta al estadio, que se encuentra rodeado, encajonado prácticamente entre las casas (me recordaba el estadio de Boca Juniors) y vamos a ver el museo del club al lado de la tienda.

Pido dos entradas en malísimo inglés, pero no hay problema pues el tipo del mostrador habla muy bien español. Nos indica que para ir al centro de la ciudad hay que coger el autobús 17 y nos desea suerte para el partido de esta noche. Entramos al museo por un torno muy estrecho, igual al que nos vamos a encontrar en la puerta del estadio. El recinto es pequeño, pero merece el nombre de museo en toda regla. La ambientación es soberbia. Allí están las cuatro Copas de Europa y la Champions del 2005, encerradas en vitrinas junto a multitud de recuerdos y detalles, banderas, libros, fotos de los fundadores, jugadores, benefactores y aficionados, programas de los partidos clave, banderines, las botas de Xavi Alonso en la final de Estambul, una placa de la tragedia de Heysel, un trofeo Villa de Madrid conquistado en nuestro estadio ...


Un minicine repasa continuamente el camino que les llevó a la quinta Copa en Estambul, una maqueta reproduce el aspecto sencillo del primer Anfield ... Todo destilando un atrayente aroma a fútbol. Salimos y vamos a la tienda del Estadio, con la puerta presidida por una bandera española con una inscripción que nos da la bienvenida en nuestro idioma. Parece mentira lo que podemos encontrar aquí: camisetas, polos, cazadoras, ropa interior, artículos de regalo y papelería, llaveros, banderines, bañadores, toallas, ropa de cama, ropa de bebé, pósters, libros, dvd, ... todo lo imaginable y algo más, rematado por el brillante color rojo del equipo. ¡Qué variedad!


Dejamos la tienda con unas libras de menos y tomamos el 17 como nos habían dicho hasta el centro de la ciudad, aprovechando que faltan unas horas para el partido. En plena zona comercial nos encontramos otras dos tiendas del Liverpool, todavía más equipadas que la ya conocida. Otra vez la bandera de bienvenida y los vendedores son muy amables, hay quien habla español y uno de ellos me pregunta por el puesto que ocupamos en la Liga española y me dice que le gusta Perea, antes de desearme suerte esta noche. Ha pasado bastante tiempo cuando nos dirigimos a Matthew Street y entramos en The Cavern Club, el local donde empezaron tocando los Beatles, hoy tomado por los rojiblancos que han puesto una bufanda al cantante que desgrana canciones del cuarteto con entusiasmo, mientras caen las cervezas de la fiesta atlética entre los destellos de las cámaras fotográficas. Afuera, unos metros más allá de donde comemos "fish and chips", hay una estatua de John Lennon que también aparece ataviada con los colores del equipo del Manzanares. Por cierto, no me olvidaré de contar que Liverpool es la ciudad más limpia que conozco, no hay papeles en el suelo, ni porquería, ni pintadas en las paredes. Felicidades a todos sus habitantes.


Cuando faltan dos horas tomamos el camino de Anfield y buscamos nuestro 17. Los autobuses pasan llenos y no hay forma de subirse, llevamos media hora esperando y un empleado nos dice que el autobús va a parar en la calle de atrás, frente al Hotel Marriot. No lo sabíamos, pero aquí esta alojado el Atleti. Estamos todavía esperando cuando sale el autobús con los jugadores camino del estadio. Casi no les vemos tras los cristales ahumados, pero seguro que han oído nuestros gritos de ánimo. Y el autobús no llega, y la lluvia arrecia ahora, cuando menos debe ... Pero ahí está, sí es nuestro 17. Ya vamos camino de Anfield, es un autobús setenta por ciento español y treinta por ciento británico, donde la conversación surge en franca camaradería con los supporters, donde una vez más nos sentimos como en casa... qué pena mi inglés, casi no me entero de nada.


Ya estamos en Anfield otra vez. El estadio está rodeado de puestos donde comprar bufandas, banderas y artículos del club, algo parecido a lo que sucede en el Calderón. Nos acercamos a los puestos de comida para reponer fuerzas y gastar las últimas libras. Ya va siendo hora de entrar al estadio. Nos han dicho que todas las localidades están cubiertas, no vamos a mojarnos.


Nada más pasar observamos que el bar muestra también una leyenda sobre el cartel de los precios: bienvenida la afición del Atlético de Madrid. Subimos la pequeña escalera que nos lleva a nuestro sector y buscamos nuestro asiento, que está en la primera fila del fondo, a quince metros del banderín del córner. Y está tan limpio como todo en esta ciudad. Igualito que en el Calderón. Enfrente está The Kop, la mítica grada de los hinchas más ruidosos, que exhiben esas enormes banderas y pancartas que van pasando de mano en mano y que parecen olas al viento.


Los equipos ya están calentando y vemos como las gradas se van poblando de aficionados locales. Los atléticos atestamos la nuestra, no queda ni una libre, eso es seguro. Se palpa un ambiente especial, estamos ahí mismo, tan cerca de las tribunas laterales, tan pegados al césped. Empezamos a cantar para animar a los nuestros. Los futbolistas se retiran y vuelven a los vestuarios, ya falta menos para el gran momento.


Cuando empieza la multitud a cantar el himno el corazón se encoge. "You'll never walk alone" atruena acompasado mientras se despliegan las bufandas, ondean las banderas y el estadio toma vida propia en su armonía coral. No he vivido nada igual. El suelo parece temblar y las amplias viseras que protegen todo el estadio de la lluvia quieren retener el sonido y amplificarlo en un momento de comunión sin límites que los atléticos presentes guardaremos para siempre.


No voy a relatar el partido porque todos lo habéis vivido en la radio o la televisión. Sólo voy a contaros que el ambiente fue inenarrable. Los atléticos nos dejamos la garganta en un partido pleno de tensión y alternativas, en busca de un sueño que fue todavía más difícil de lo esperado. A cada achuchón del equipo rojo, respondía la afición inglesa con gritos de ánimo y canciones coreadas por todo el estadio, absolutamente todo. No hay hincha que no cante y a ello contribuye el ritmo, que permite seguir a todos la canción del momento. Esto nos falla en el Calderón, donde los espectadores del fondo sur, sin duda los más activos, cantan a veces tan deprisa, que acaban animando ellos solos, aunque una buena parte del estadio les seguiría muchas veces.


En Anfield no es así, es el todos para todos y para el equipo, casi continuamente. Aún así conseguimos que se nos oyera. Vaya que sí. Aunque la ronquera fuera el denominador común en el avión de vuelta.


Aquilani marca al final de la primera parte, después de haber aguantado los primeros minutos la presión infernal que marcaron los locales de la mano de Gerrard y Benayoun, esto se pone feo. Pero el Atlético reacciona y tiene sus oportunidades, hasta que llega la prórroga y el gol de Benayoun nos pone contra las cuerdas. Pero nuestro entrenador es un estratega que ha sabido llevar al equipo a otra dimensión donde los jugadores se creen capaces de ganar lo que antes daban por perdido y la reacción que da paso al triunfo llega por mediación del resucitado Reyes a manos del Uruguayo, porque los nuestros no son inferiores a nadie, tienen el apoyo de una gran afición, saben que son un equipo, creen en la clase y en la épica y no podían dejar de firmar una página maravillosa en el libro de Anfield, un campo donde la gente ama el fútbol y todo lo bueno que le rodea.


Cuando el partido acaba, cuando los cantos de la afición rojiblanca se hacen los amos del estadio, cuando la alegría desbordada de estar en una final europea después de tantos años arrecia y los jugadores rojiblancos saludan abrazados, enfervorecidos a su hinchada, falta todavía algo que disfrutar en la noche mágica. Mientras los supporters abandonan las gradas van aplaudiendo a la cercana grada rojiblanca y levantan los pulgares reconociendo la victoria y demostrando la hermandad que ha creado la admiración conjunta por el Niño Torres The Kid , la perla de nuestra cantera, el estandarte español de los fieles ingleses. Muchos de ellos se paran y entregan a los stewards de chaleco amarillo (los encargados de seguridad de la UEFA) su bufanda para intercambiarla por la de un seguidor atlético, porque siempre es más valiosa la de un amigo que la comprada en la tienda, mientras los rojiblancos cantamos ¡¡Liverpool, Liverpool, Liverpool.......!! con toda el alma. Para siempre quedará la imagen del hincha inglés, un hombre de unos cuarenta años, que llorando besa el escudo del Atlético en su bufanda recién compartida, antes de abandonar Anfield.


Sí señor, estamos en la final de Hamburgo. Nos los merecemos y la vamos a ganar. Gracias Quique Sánchez Flores, gracias a todos los jugadores y miembros del equipo .


Pero gracias sobre todo a mi hijo que con su insistencia me obligó a ir a Liverpool, me ayudó a sumergirme en la magia de Anfield, a vivir con los atléticos la sensación de estar en casa a dos mil kilómetros de distancia, a disfrutar de lo mejor del fútbol con los creadores de este maravilloso invento, a reinvidicar que nuestro deporte, tanto veces ensuciado por la ambición desmedida, el mercantilismo y la búsqueda del enfrentamiento, puede y debe servir para compartir la emoción y la amistad, porque Liverpool y Atlético amamos el apasionante juego del balón redondo. Gracias por esta experiencia que nunca olvidaremos, porque pienso guardar las entradas del gran día que pasamos juntos en la Catedral de Anfield y contárselo algún día, con detalle, a mis nietos en plan abuelo Cebolleta.

Otro año sin Puerta