Ya lo dije yo en su día. Andrey Arshavin es un jugador determinante, capaz de marcar diferencias. Ya lo demostró durante toda la pasada Copa de la UEFA, cuando con su equipo, el Zenit, se proclamó campeón de la competición. En el club de San Petersburgo, para más inri, juega de suplente, pero claro, entrando siempre en los segundos tiempos para pillar al rival cansado. Ha sido declarado el mejor jugador de la liga rusa, y no es para menos. Nos preguntamos de dónde habrán sacado a este chico los de Rusia, y lo más importante, dónde lo tendrían escondido para que ningún grande haya puesto nunca sus miras en él. En ese jugador del que depende el juego de la selección de Gus Hiddink. No jugó en el 4-1 que les endosó España ni en la descafeinada victoria ante Grecia por 2-0. Pero, curiosamente, fue cuando él pudo volver a jugar tras su penosa sanción por roja directa en un partido clasificatorio ante Andorra, cuando su equipo comenzó a jugar bien. Ante Suecia se echó a su equipo a las espaldas siendo el artífice principal del 2-0 final, y ya en cuartos, ha clasificado él solito a Rusia para 'semis', siendo el principal culpable de la victoria por 3-1 ante los todopoderosos holandeses, que llegaban al partido como selección favorita de la Eurocopa tras la contundencia mostrada en la fase previa, donde sublevó a Italia, Francia y Rumanía sin despeinarse.
Pero bueno, hablemos ahora del partido. Los holandeses, mentalizados de victoria segura, chocaron de bruces contra los de Hiddink. Los Pavlyuchenko, Zhirkov, Kolodin, o sobretodo Arshavin hicieron espabilar a los 'oranjes', dándoles a entender desde el primer minuto que el partido no iba a ser un paseo ni muchísimo menos. Rusia salió más centrada, con la mortífera conexión Arshavin-Pavlyuchenko siempre funcionando, con la fuerza bruta atrás de un impenetrable Kolodin o los ataques por banda de Zyryanov, Saenko, Zhirkov o Anyukov vigentes en todo momento. Holanda no sabía jugar ante el esquema planteado por Hiddink, holandés de pura cepa pero que ha renunciado a sus orígenes por triunfar con Rusia. Los de Van Basten estaban noqueados, y ni Sneijder ni Van der Vaart podían crear juego ni conectar con Van Nistelrooy. Arshavin volvía loca a toda la defensa holandesa, y Van der Sar tenía que estar en todo momento ojo-avizor para no encajar gol, salvando en incontables ocasiones su portería de las embestidas de los rusos. Así acabó la primera parte, con los rusos atacados ante su mala suerte de cara al gol, y los holandeses dándose con un canto en los dientes ante el cumplimiento de sus plegarias. Pero la segunda parte fue diferente. Rusia salió más concentrada si cabe, y, en el 55', tras un maravilloso pase al hueco de, quien si no, Arshavin a Semak, sirvió al segundo para ponerla al área chica llegó el primero para los de Hiddink, obra de un avispado Pavlyuchenko que metió el pie para despistar a Van der Sar. Con el 1-0, Rusia no se amilanó, y seguía buscando cerrar el choque ante la parsimonía de una Holanda que estaba a verlas venir. Semak incluso estrelló un tiro en el larguero. Los nederlandeses, ante el perdón definitivo ruso, se vinieron arriba, y, tras una falta botada por Sneijder, a cinco minutos del final, llegó el empate fruto de un remate de Van Nistelrooy aprovechando un despiste generalizado en la zaga rusa ante el que nada pudo hacer Akinfeev. Los rusos no daban crédito a lo que veían, y los holandeses continuaban con su suerte. Una suerte que continuaría en la primera parte de la prórroga, cuando el poste salvó a Van der Sar de un zapatazo de Pavlyuchenko desde fuera del área. Bilyaletdinov y Kolodin lo intentaban sin cesar, pero nada, la pelota no entraba. Los holandeses, preocupados por guardar fuerzas ante los previsibles penaltys, apenas inquietaron a Akinfeev.
La segunda parte de la prórroga fue bien distinta. La fortuna holandesa se diluyó en el cielo de Basilea tras el gol del recién entrado Torbinsky tras un pase MAGISTRAL de Arshavin que logró colar por encima de Heitinga y Van der Sar, ambos cercanos a los dos metros y pico. Arshavin fue quien puso la puntilla a los de Van Basten, cuando, listo como pocos, el del Zenit aprovechó una jugada de saque de banda sin aparente peligro para desmarcarse, marcarse una gran jugada, y batir al meta Van der Sar por bajo. El Saint Jakob Park estallaba ante el deleite del juego ofrecido por el menudo jugador ruso, y con gritos de 'Arshavin, Arshavin' se cerraba el choque con el 3-1 definitivo.
Los rusos serán nuestros rivales en semifinales, y que nadie se confíe, puesto que esta Rusia no será la misma a la que vapuleamos en el primer partido de la primera fase. Y no lo será por una sencilla razón. Porque ahora contará con el menudo Andrey Arshavin, capaz de liártela en un momento, y que es quien maneja la batuta del juego ruso. España-Rusia el jueves 26 a las 20:45 en la cadena Cuatro. No se lo pueden perder.
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