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domingo, 29 de junio de 2008

El triunfo del buen juego.

Hemos podido. Increíble pero cierto. Queda ya lejos el gol de Marcelino a la Unión Soviética o el garrafal error de Arconada. España ha ganado la Eurocopa con todas las de la ley. Rompiendo mitos como el que dice que 'el fútbol es un deporte de equipo en el que juegan once con otra once y en el que siempre ganan los alemanes. Pues no. En la Eurocopa de Austria y Suiza no es así. La Copa de Naciones de Europa 2008 ha sido algo así como 'un torneo de selecciones nacionales en el que jugaban once contra once y siempre ganaba España'. Y, especialmente, esta Eurocopa es un merecido reconocimiento a Luis Aragonés. Él ha sabido hacer un grupo de amigos y ha soportado muchas presiones, especialmente de sectores favorables a la presencia de Raúl en el torneo. El 'Sabio' lo ha sido más que nunca, y se marcha al fútbol turco en la gloria.


La 'marea Roja' invadía Viena, pero los enfervorizados alemanes hacían los propio en el Ernst-Happel. Ambas aficiones confiaban en la victoria, pero sólo podía ser para una, y esta vez nos tocaba. El ambiente era idóneo para el disfrute.Toda y España y toda Alemania se paralizaba concentrada ante un televisor dispuestos a seguir el partido y asistir a la victoria de sus selecciones. unos lo hacían en familia, otros entre amigos, algunos solos, y muchos en masa, junto a desconocidos, pero que compartían un mismo deseo: ver a sus selecciones como campeonas de Europa.

Y pocos minutos después, a las nueve menos cuarto españolas, el balón comenzaba a rodar en el Ernst-Happel, aún bajo la luz del ocaso vienés. En España aún lucía un sol espléndido. La cosa no comenzaba como esperábamos los españoles, pero era una final, y Alemania no iba a regalar nada. El combinado de Joachim Löw salió con un agresivo planteamiento, basado en la presión en la medular y la anulación de los cerebros españoles. Fruto de ello fueron los sustos de Klose y Hitzlsperger. Una engañosa declaración de intenciones, pues al cuarto de hora de juego el esquema alemán se diluyó y la presión aminoró, lo cual permitió a los centrocampistas españoles gozar de algo más de espacio y dejar de lado la inútil táctica del pelotazo. Esos espacios se fueron agrandando conforme avanzaba el encuentro. Alemania no tenía nada que hacer en el medio del campo. Sólo Ballack podía intentar darle algo de profundidad al juego alemán, y no lo hizo, bien porque sea gafe en las finales o porque se pasó unos cuantos minutos tendido en la banda con una brecha en la ceja. Por lo tanto, Alemania debía recurrir al físico y los balones por arriba. Por el contrario, España sabía que debía hacer, y lo hizo. Sabedores de la lentitud de Metzelder y Mertesacker y la inoperancia de Lahm en la faceta defensiva, los centrocampistas españoles insistieron en los pases bajos y en profundidad para que Torres los aprovechase por su velocidad. Sin embargo, el primer aviso serio español llegó, efectivamente, con Torres pero, por sorpresa, fue de cabeza, y es que un peligroso testarazo picado suyo impactó en el poste. La 'Roja' siguió insistiendo en la velocidad de Torres y la insistencia obtuvo su recompensa en el minuto treinta y tres de juego cuando, tras un gran pase entre líneas de Xavi, Fernando Torres ganaba en velocidad a un aletargado Lahm para picar el balón lo justo sobre Lehmann, que veía impotente como el esférico se introducía en su portería conducido por la astucia de 'El niño'. España no se conformó con el primero, y continuaba buscando el segundo, pero no llegó, mientras Alemania vagaba por el terreno de juego esperando ansiosa el final del primer tiempo.

España salió a por la sentencia en la segunda parte, con diez minutos vertiginosos en los que se rozó el gol. Pero no llegó, y era el turno de Alemania, que tras un error de Puyol junto al banderín de córner (estuvo desacertado ayer el catalán) se fue arriba y sumó diez minutos de continuo asedio y angustia. Estaba rondando el empate. Tampoco llegó, y España contestó a lo campeón, con tres ocasiones clarísimas que no encontraron finalizador por poco. Y Alemania se rindió. Si no habían conseguido la igualada en los diez minutos anteriores, ya no la iban a conseguir. Para eso estaban allí Senna, Marchena, Sergio Ramos, Puyol, Capdevila, Casillas... El conjunto teutón siguió acercándose con más corazón que cabeza, todo lo contrario que España, que llegaba con un precioso juego de toque, impulsado por la pareja culé, Xavi e Iniesta, que ayer fueron los dueños del centro del campo y unos de los principales artífices de la victoria. El reloj corría, y Rosetti no quiso más demora. Cuando su reloj indicó los noventa y dos minutos de juego, el colegiado italiano señaló el final del encuentro, y junto a ello firmó la sentencia de Alemania. Qué importa eso. El terreno de juego estaba invadido de jugadores españoles, manteando al 'Sabio'. Todo era una fiesta. La 'marea Roja' se comía a la alemana, asimilando aún la derrota. No había sido Ballack, había sido España, quien les había privado de su cuarto título. Diez minutos después, el equipo español subía al podio a recibir su merecido reconocimiento. Sergio Ramos lucía una camiseta de homenaje a Antonio Puerta, y Palop se presentó ante Platini con la que vistió Arconada veinticuatro años atrás. Casillas estaba nervioso, y no era para menos. Pero los nervios se difuminaron en cuanto tuvo en sus manos la Copa Europea de Naciones, la cual alzó al cielo vienés en un momento que perdurará en nuestras memorias. Un grupo que no ha perdido en todo el torneo, y que ha recibido sólo tres goles. Gracias chicos, gracias Luis.

Ahora, vendrá, si nada se tuerce, Vicente del Bosque. Junto a él vienen muchas incógnitas, y una de ellas es la presencia de Raúl. Por favor Vicente, sé inteligente y mantén este grupo. Pero eso ya vendrá. Ahora qué más da. El viejo continente es nuestro.

1 comentario:

Alex Jiménez dijo...

Bravísimo Fernando.

Y tu que decías que no podíamos...

Otro año sin Puerta