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viernes, 6 de junio de 2008

Una vez más, Nadal y Federer disputarán la final de Roland Garros.

No podía ser de otra forma. Rafael Nadal y Roger Federer volverán a enfrentarse este domingo en la final de Roland Garros por tercer año consecutivo. Los dos años anteriores la suerte sonrió al de Manacor, y esperemos que este año no sea la excepción. Hoy sus víctimas han sido Novak Djokovic y Gäel Monfils.

De los dos encuentros, el que más atraía la atención del público era el Nadal-Djokovic, cuyos enfrentamientos anteriores se habían decantado del lado del español en siete ocasiones. Era la primera semifinal de las dos, por lo que el público aún estaba un poco frío. Pero pronto se calentó debido a las ganas con las que el manacorí había saltado a la Philippe Chatrier, poniendo en jaque al de Belgrado, que si bien consiguió mantener su primer servicio, no pudo hacerlo en la segunda ocasión en la que era él quien ponía la bola en juego. El serbio mejoró a medida que el set avanzaba, pero el 'break' de desventaja con el que contaba fue irrecuperable ante un sólido Nadal, que se anotaba la primera manga por 6-4.


Las cosas comenzaban bien, aunque continuaban mejor aún cuando en el primer juego de la recién inaugurada segunda manga el balear volvía a romperle el servicio a un desesperado Djokovic, que veía como el de Manacor no se conformaba y se hacía con un segundo 'break' de ventaja. 6-2.

Entonce llegó el momento en el que el público demostró que sabía silbar perfectamente. Djokovic no estba dando la talla. Estaba decepcionando, y todos los asistentes habían pagado mucho por asistir al encuentro. Y ya, cuando Nadal se hacía con otro 'break' a su favor, la contienda parecía totalmente sentenciada. Pero no fue así. El serbio reaccionó y puso contra las cuerdas al tricampeón del torneo, que supo aguantar el tirón que supuso el renacer de Djokovic y fue capaz de llevar el set a la muerte súbita, en la que no perdonó y, aprovechando el momento de respiro que se tomó el sorbió, se situó con 6-0 en el marcador del 'tie-break'. Era cuestión de tiempo que Nadal lograse clasificarse para su cuarta final de Roland Garros consecutiva, y tras tres puntos de Djokovic, el de Manacor se convertía en el primer finalista de este Roland Garros.

Evidentemente, y como no podía ser menos, el número uno mundial, Roger Federer, no quiso quedar por debajo de Nadal y también repetirá final, éste por tercera vez consecutiva. El partido no comenzó nada bien para el local, que salió desorientado a la pista y, para remate, las lentes de contacto que utiliza se pusieron rebeldes y forzaron la interrupción del encuentro. Entre tanto ajetreo, cuando Monfils quiso darse cuenta, el helvético marchaba ya con un set de ventaja a su favor (6-2).

El joven parisino no quería decepcionar, y con mucha garra de por medio se anotaría la segunda manga fruto de los múltiples errores no forzados del suizo. Igualaba el marcador con un 7-5. Pero Federer disiparía todas las dudas con un autoritario 6-2 en la tercera manga, que volvían a borrar de un plumazo las esperanzas del francés.

El tozudo galo se le subiría a las barbas a Federer en la cuarta manga, en la que en su noveno juego se presentaron las primeras bolas de partido para Federer,las cuales no podría materializar debido al gran juego que desplegaba Monfils. Pero tarde o temprano tenía que llegar el momento, y el suizo cerraría un duro encuentro de tres horas con un 'break', es decir, a lo campeón.

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