La jornada de ayer en el Grupo A de la Eurocopa fue clave en todos los sentidos. Primeramente, se dejó entrever la supremacía de Portugal en el campeonato, y que Scolari quiere hacer algo grande para despedirse de su cargo por todo lo alto, ya que se irá tras la Euro al Chelsea. Los lusos vencieron por 3-1 a la República Checa, y el resultado pudo ser más abultado, Ujfalusi, Grygera, la suerte, y el meta Cech lo impidieron. Deco adelantaría a los portugueses tras un barullo en el área en el minuto 7. Sin embargo, lejos de amilanarse por el tempranero gol recibido, los checos se crecieron, y Sionko, anticipándose a Petit en un córner, haría las tablas. Tras este gol, todo volvía a empezar. Los de Bruckner se cerraron atrás, y jugaban al contraataque, y los Simao, Cristiano, Deco, Ferreira y compañía se estrujaban el coco para encontrar la manera de traspasar la defensa y de este modo conectar con Nuno Gomes, muy solo arriba durante todo el partido. Así, y con los checos comenzando a asomar la cabeza, se llegaría al final del primer periodo.
Sin embargo, el segundo tiempo fue bien diferente. Los lusos, capitaneados por Deco, impusieron al fin su condición de favorita, practicando un juego bonito con el fin de marear a los Rozehnal, Polak o Ujfalusi, y la velocidad y clase de Simao y Ronaldo hacía enloquecer a los laterales Jankulovski y Grygera. Moutinho se encargaba de tocar e iniciar las jugadas de ataque, y un sólido Petit impediría a los checos crear. Por su parte, los de Bruckner, ante el crecimiento de los lusos, no tuvieron más que meterse atrás. Con todo esto, el segundo de los de Scolari estaba al caer. En el 63', Moutinho iniciaba una jugada que continuaría Deco. El del Barça, tras recortar a Rozehnal y a Galasek, dió un pase desde el lateral del área al punto de penalty que aprovecharía Cristiano Ronaldo para batir a un Cech que no pudo hacer nada. Y es que Petr no pudo volver a ejercer de héroe como hizo ante Suiza, y, aunque detuvo varios tiros, y salvó a su país en más de una ocasión, no pudo hacer nada ante el lanzamiento del del United. Con el 2-1, Portugal se creció aún más, y Chequia, con el fin de intentar el empate, se la jugó, y Bruckner introdujo en el campo a Koller y a Vlcek, para tratar de, en una contra, pillar a los portugueses. Pero no. A Jan se le ha pasado el arroz ya y poco va a hacer de aquí a su retirada. Y no lo digo yo. Su pasimonía hace entrever que el que fuese máximo goleador de la Liga Alemana años atrás ya no está para estos trotes. Y Vlcek digamos que simplemente ni la olió. Aunque sí que hubo intentos checos por batir a Ricardo, e incluso el meta del Betis impidió el empate en los últimos minutos del partido tras un gran tiro del incansable Sionko. Pero en lugar de la igualada, llegó un nuevo gol de Portugal. El recién entrado Quaresma, pretendido por el Atlético, recibió un pase de un magistral Deco. Con la República Checa volcada al ataque, el extremo del Oporto corría solo ante Cech, con Ronaldo escudándole como único acompañante. Quaresma no falló, y el 3-1 dejó vidente que Portugal es candidata a llevarse la Euro, y que la República, aunque juegue un juego no tan vistoso como el que exhibieron en el Mundial, pueden hacer algo.
Asimismo, en el Grupo A también jugaron Suiza y Turquía un duelo fraticida. El que pierda, se iba a casa. Y fueron los suizos. Sin Frei y Geijó, lesionados, Kuhn improvisó un once con el joven Derdiyok y un turco de nacimiento, Hakan Yakin, en la delantera. Sin embargo, el bloque suizo fue el mismo que mereció ganar a Chequia. Los Barnetta, Behrami o Inler invitaban al 'juego bonito'. En frente, Turquía, que quería lavar la imagen exhibida ante Portugal, confiaba su suerte a los goles de Nihat y al juego del brasileño nacionalizado Marco Aurelio y al de Arda Turan. El partido, muy divertido, estuvo lleno de ocasiones, que hicieron lucirse tanto al meta turco Volkan como al suizo Benaglio. El bloque helvético, muy sólido, quería dar una alegría a su afición en el Saint Jakub Park de Basilea. Y en cuestión de juego, yo me daría con un canto en los dientes. Pero es que como digo, el partido fue igualadísimo. Avisaron primero los turcos, tras un remate al palo de Gökdeniz. Y solo minutos después, Derdiyok, que estuvo fantástico, regateo a Volkan y sirvió a, curiosamente su compañero en ataque, el turco Yakin, para hacer el primero para los de Kobi Kuhn. Las cosas pintaban bien para Suiza, que se comenzó a ver en cuartos. Y tras el gol, una tromba de agua cayó sobre el estadio del Basilea, y lo dejó empapado perdido para la segunda mitad. En esta, los turcos comenzaron a apretar, y salieron con muchas ganas. En seguida, el recién entrado Semit aprovecharía un centro de Nihat para batir de cabeza a un Benaglio que incluso tocó la bola. Así, el choque se igualaba, y tanto suizos como otomanos buscaban el gol que les metiese en la lucha con Chequia por el segundo puesto. El partido era un toma y daca constante. Ambas selecciones atacaban sin parar. Pero Volkan y Benaglio seguían impidiendo nuevos tantos. Se llegó a un punto en el que Suiza se volcó al completo al ataque, y Turquía, inteligente, supo esperar su momento. Ya en el descuento, Turquía pilló a la contra a los de Kuhn, muy cansados, y Arda Turan, con un pepinazo desde la frontal, e inalcanzable para el meta helvético, ponía con el 2-1 el colofón final a un partido cuyo resultado fue incierto para el final. Suiza mereció más, es cierto. Pero los otomanos, más efectivos, tampoco se quedaron cortos.
En definitiva, la jornada dejó ya a Portugal clasificada para cuartos, y a Suiza eliminada ya matemáticamente de su Euro. Mientras, la segunda plaza se decidirá la semana que viene en el encuentro entre la República Checa y Turquía. El que gane, pasa a cuartos. No se lo pierdan.
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