Doble botín.

Sin duda, no le ha salido nada mal este Roland Garros 2008 a Ana Ivanovic, que además de resarcirse de su derrota el año pasado, ha conseguido alzarse hasta el número uno mundial de la clasificación WTA, huérfano tras la retirada de Henin.

La serbia llegaba a la final tras haber dado cuenta en semifinales de su compatriota Jalena Jankovic, que había eliminado en cuartos a la española Carla Suárez. Además contaba con el precedente de la dolorosa derrota que sufrió el pasado año a manos de Justine Henin, que la fulminó por 6-1 y 6-2. Por su parte, Dinara Safina contaba tan sólo con unos cuartos en 2006. Además, el precedente de enfrentamientos entre ambas daba como resultado un dos a uno favorable para la de Belgrado.


Ivanovic sabía de antemano que acabaría el torneo como número uno mundial, y quería culminar su participación con el trofeo en la maleta. Y la cosa empezó bien, ya que en el primer juego lograba ya el 'break'. Otra ruptura más hacía pensar que el primer set estaba ya finiquitado por parte de la jovencísima serbia, pero la rusa contestaría con otras dos rupturas, igualando el marcador a cuatro juegos. Ivanovic se había dormido en los laureles, y debía reaccionar. Su respuesta no se hizo de rogar y en el siguiente juego volvía a conseguir una ruptura, la cual materializaría con su saque, y junto a ella, se anotaría la primera manga (6-4) en tres cuartos de hora.


En la reanudación, al igual que al principio del choque, Ivanovic se adelantó con una nueva ruptura en el tercer juego. A partir de ahí, ambas tenistas protagonizaron un duelo de poder a poder, en el que la moscovita contaba con el 'handicap' de un 'break' en contra, el cual no era capaz de recuperar a medida que el marcador iba aumentando en juegos, siempre favorable para la serbia. Así, la joven soviética terminó por desesperarse cuando servía con 5-3 favorable para Ivanovic cedió y en la primera de las tres bolas de partido de las que gozó, la de Belgrado se proclamó campeona en París rompiendo el servicio a Safina, ganado el partido por 6-4 y 6-3 en una hora y treinta y ocho minutos, conquistando así su primer Grand Slam, que no será el último, y situándose primera en la clasificación WTA. Y sólo tiene veinte años.