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martes, 9 de septiembre de 2008

Serena vuelve a lo más alto.

La reina de la irregularidad, que tan pronto brilla como se apaga, ha vuelto a lo más alto. En un momento de máxima igualdad en el tenis femenino, con Henin retirada, durante el US Open debía ocuparse el primer puesto de la clasificación mundial. La pequeña de las hermanas Williams derrotó en un vibrante encuentro a la serbia Jelena Jankovic por 6-4 y 7-5.


La Arthur Ashe presentaba un aspecto inmejorable para la ocasión, pues Serena Williams podía recuperar ese número uno que perdió en 2003. Con estilos de juego muy distintos, las dos tenistas ofrecieron un gran partido. La jugadora local se basaba en la potencia tanto de sus derechas como servicios, y Jankovic mostró una gran movilidad por la pista y mucha templanza para ser su primera final de Grand Slam.

Pese a la potencia de sus servicios, Serena no logró mantenerse inexpugnable al servicio y Jankovic consiguió vulnerar su saque, aunque ella tampoco pudo mantener el suyo y la contienda se igualó. Otro intercambio de rupturas se produjo en los momentos decisivos de la manga, y fue Serena quién se anotó la tercera y definitiva ruptura para situarse con ventaja en el marcador.
En la segunda manga ambas se hicieron más fuertes al servicio hasta que Jankovic arrebató el servicio a la pequeña de las Williams y se colocó con 5-3 y llegó a gozar de tres bolas de set. Y fue en ese momento crítico cuando Serena tiró de casta y arregló la situación robándole el servicio a Jankovic. Supo mantener su servicio con solvencia y presionó formidablemente al resto a la serbia, que no fue capaz de permanecer en el encuentro y con una doble falta entregó el US Open, el tercero, a Serena, también oro en Pekín. Si mantiene su nivel, tenemos número uno para rato.

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