Huracán 'Murray'.

El huracán no se llamaba 'Hanna', sino 'Andy'. En su imparable progresión, el tenista escocés se llevó por delante al número uno mundial camino de la final del US Open. Vencedor en Cincinatti y decepción en Pekín, Andy Murray comenzó el último 'Grand Slam' de la temporada con alguna duda tras su pronta eliminación en los juegos Olímpicos.

Caracterizado durante sus prometedoras primeras temporadas profesionales por la irregularidad, ahora, como cuarto jugador mundial, ésta ya no es excusa. Murray está celebrando su entrada en el 'top five' por todo lo alto, pues sólo el tetracampeón en nueva York, Roger Federer, está en disposición de privarle del triunfo en Flushing Meadows.

Rafael Nadal no aguantó más el exceso de compromisos y fue barrido por la locomotora británica. El balear no encontró la forma de responder a los terribles servicios de Murray, muy variados y potentes. Tampoco hizo gala de fortaleza con su saque y el joven escocés se apuntó la primera manga sin apuros. En el segundo envite las cosas no cambiaron mucho. Nadal mejoró algo y forzó la muerte súbita. En ella tuvo su oportunidad con un marcador de '5-4', pero Murray solucionó el asunto con un par de servicios de la casa. Diecisiete saques directos ampararon los dos sets a cero que señalaba el luminoso.

Un voluntarioso Nadal dio la cara durante la primera mitad de la tercera manga y la tormenta le echó con 3-2 a favor. el encuentro se reanudó con una agradable sorpresa: un 6-4 en el tercer parcial y algún grito del estilo ''Vamos Rafa''. Pero Rafa no fue. un genial Murray le apartó de la final de forma contundente. El manacorí no pudo aprovechar la única concesión del escocés, que desaprovechó hasta siete bolas de ruptura con 1-0 a favor en la cuarta manga y vivió instantes de dudas en los juegos posteriores, insuficientes para un fatigado Nadal que se diluyó y sucumbió ante el recital del cuarto jugador mundial, que luchará por el título ante el defensor, Roger Federer