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martes, 9 de septiembre de 2008

Federer renace en Flushing Meadows.

A última hora, pero lo ha ganado. Roger Federer ha estado a punto de cerrar el año sin ganar uno de los cuatro 'Grand Slams', pero en Nueva York ha salvado los muebles con un torneo magistral y dando una grandiosa lección de tenis.

El helvético quería medirse a Nadal en la final para intentar vengarse de un año nefasto en enfrentamientos directos, pero su oponente fue Andy Murray, que después de un torneo impresionante se topó con un muro insuperable. Roger Federer recordó a la máquina tenística de hace cuatro años y manejó a Murray a su antojo durante todo el encuentro, derrotándole tras una hora y cincuenta minutos de juego por 6-2, 7-5 y 6-2.

Roger Federer no podía perder su última ocasión y ya en el sexto juego arrebató el servicio a un apelmazado Murray, que no fue capaz de levantarse y otro servicio que fue la puntilla del set.

Los correspondientes momentos de dudas para el de Basilea sobrevinieron en la segunda manga, pero el escocés tampoco pudo doblegar al ex-número uno mundial y una vez recuperó el ritmo barrió al jovencísimo británico para decantar claramente a su favor la final. El tercer set no tuvo historia y, como es habitual, Murray sacó lo mejor de su tenis en puertas de la conclusión, pero a Federer no le tembló el pulso y finiquitó la final en menos de dos horas.

El suizo se acerca aún más a Bill Tilden (heptacampeón en Flushing Meadows, seis de las victorias encadenadas) al ganar su quinto entorchado consecutivo (ante Hewitt, Agassi, Roodick, Djokovic y Murray). Efectivamente, Federer no está muerto.

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