Poca Serbia para mucha España.

Parece ser que el señor Obradovic se equivocó al afirmar en rueda de prensa que los jugadores serbios conocían los puntos débiles de Rafael Nadal. Eso parece. Simplemente porque el número uno español bañó en sus dos comparecencias en Benidorm tanto a Novak Djokovic como a Janko Tipsarevic. Y porque la gran figura balcánica, Novak Djokovic, también fue barrido por David Ferrer, quien parece haber recuperado el tono de 2007. En un abrir y cerrar de ojos de ojos, España borró del mapa a Serbia y se coló de nuevo en los cuartos de final de la Copa Davis.

Y nunca mejor dicho, pues, en contra de lo habitual en el torneo, la eliminatoria tan sólo duró dos días, ya que la jornada del viernes tuvo que ser aplazada a consecuencia de los destrozos ocasionados por el temporal de viento que azotaba Benidorm. Así pues, España, empujada por su público, salí a la pista buscando cerra la boca de Obradovic. Y vaya si lo hizo. David Ferrer, que tan sólo una semana atrás había caído en la final de Dubai precisamente ante Novak Djokovic, dio una lección magistral de tenis en la ciudad valenciana y no dio opción alguna al número uno serbio, Djokovic, ni de entrar apenas en pista, pues cuando el balcánico apenas había entrado en pista ya llevaba dos mangas en contra. Y enfrente suyo mandaba un gran Ferrer, apoyado por su afición. Pese a la desesperada reacción de Djokovic, el tensita de Jávea no dio su brazo a torcer y terminó de desquiciar al serbio, al que remató en el 'tie break' del tercer y último set. Al final, 6-3, 6-3 y 7-6 en dos horas y cincuenta minutos.


Sin embargo, se notaba cierta tensión en el ambiente, pues se acercaba el momento de ver en acción a Rafeal Nadal, quien sin duda debía estar muy tenso antes de su partido ya que era más que probable que se cumpliese la amenaza de Obradovic de buscar los puntos débiles del balear, los cuales conocía de buena tinta. Y, desde luego, los aplicaron. El marcador del encuentro así lo refleja, 6-1, 6-0 y 6-2 para el tenista de Manacor. Algo falló para el peculiar Tipsarevic. A mí, francamente me sorprendió, conociendo la superioridad del combinado de Obradovic. Luego, el tenista serbio aportó en rueda de prensa la justificación que explica el resultado. La pista era una playa. Y tenía razón. Los españoles siempre estamos robando y haciendo trampas. Y ante la superioridad serbia a nivel tenístico, no teníamos otra opción más que poner una superficie barata. Es así. Pero el caso el que la eliminatoria se puso con un 2-0 muy favorable para España.


Y de no haber sido por el doble, es muy probable que la eliminatoria hubiese acabado con 5-0. Pero entre la inexperiencia de la pareja española como compañeros, pues no es muy habitual ver a Robredo y Feliciano López juntos, y la veteranía de un Zimonjic que llevó el peso de la pareja serbia durante todo el encuentro, hicieron que Serbia no se fuese de vacío de Benidorm y se llevase con claridad el punto de los dobles por un 7-6, 6-4 y 7-6.

La eliminatoria debía decidirse el domingo, en el enfrentamiento entre los dos número uno de cada combinado, Rafael Nadal, primer jugador mundial, y Novak Djokovic, tercero en la clasificación ATP. Era el partido deseado por todos, con dos de los mejores tenistas mundiales viéndose las caras pero esta vez defendiendo los intereses de la patria. Y, de nuevo, al igual que con Janko Tipsarevic, a Obradovic y su pupilo les faltó algo a la hora de aplicar los puntos débiles de Nadal. Finalmente, la táctica del preparador balcánico fue un auténtico despropósito y su chico se llevó un repaso que no olvidará fácilmente. Tres mangas con 6-4, 6-4 y 6-1 para dar a España el billete a cuartos de la Davis.

Como postre, David Ferrer completó el trámite ante Viktor Troicki en un encuentro sin apenas historia que se llevó fácilmente el alicantino por un rotundo 6-0 y 6-3. Ya todo era fiesta en Benidorm. España, de nuevo en cuartos. España, de nuevo ante Alemania, y esta vez en casa. España y sólo España. Lo siento, Obradovic, lo siento.