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domingo, 8 de marzo de 2009

Copa del Rey: El Athletic vuelve a una final copera 24 años después




Casi tres décadas han pasado. Desde los tiempos de Zubizarreta, Goicoechea o Sarabia el Athletic de Bilbao no llegaba a una final de la Copa de España. La última vez que lo hizo se remonta a la temporada 84-85. En aquellos tiempos, los leones, que habían finalizado en la tercera posición liguera, se medía a su predecesor en la tabla, el Atlético de Madrid. Entonces, los colchoneros, liderados por Roberto Simón Marina y Hugo Sánchez, y con Luis Aragonés en el banquillo, conquistaron el prestigioso trofeo al imponerse por 2-1 en la final disputada en el Bernabéu. Ésto supuso un claro varapalo para los bilbaínos, que, no pudiendo repetir el título logrado el año anterior, en idéntico escenario y con tangana de sobra conocida, contra el Barcelona, no volvería a alcanzar una final hasta esta temporada.






Ahora, los jugadores eran otros, y el rival de semifinales era el temeroso Sevilla, cuyo prestigio ha ido subiendo como la espuma en los últimos años. Los pupilos de Jiménez, que hace 24 años se salvaban del descenso en la última jornada, han ido, poco a poco, cambiando las tornas, para que la entonces situación sevillista sea ahora la del Athletic y viceversa. Sin embargo, pese a este panorama, los jugadores vascos sabían que podían eliminar a la entidad hispalense, y, aferrados a la épica tras caer por 2-1 en la ida en el Sánchez Pizjuán, y motivados por unas declaraciones del siempre picajoso Del Nido en las que aseguraba que se 'iban a comer al león desde la melena hasta el rabo', lograron sellar su pase a la final, al imponerse en la Catedral de San Mamés por tres goles a cero. Los rojiblancos, centrados desde el saque inicial, jugaron un fútbol bastante completo, con buen juego y toque rápido, que dejó cerrado el choque en la primera mitad. Javi Martínez adelantaba a los suyos a los cinco minutos de juego, noqueando así el juego hispalense, que, mermado, se volvió a ver sobrepasado veinte minutos después con dos goles de Llorente y Toquero que llegaron rápidos cual exhalación. Con el 3-0, y con los andaluces no dando crédito a lo que veían, se llegó a un descanso tras el cual los de Jiménez no supieron reaccionar. Dicho sea pues que la segunda mitad solo sirvió como tributo a una incansable afición que ha sabido esperar con paciencia 24 largos años. Al grito de '¡Del Nido cómeme el rabo!' se cumplimentaba la hazaña. Los de Caparrós estaban de vuelta en una final copera, y esta vez, no lo piensan desaprovechar.






En frente de los bilbaínos estará, como ya ocurriera en la 83-84, cuando lograron su último trofeo, estará el Barça de Guardiola, que llegaba a Mallorca con la eliminatoria vista para sentencia tras el polémico 2-0 logrado en Can Barça en la ida. Sin embargo, ahora las cosas habían cambiado, y se habían vuelto turbias para la entidad azulgrana, que arribaba a las islas acumulando cuatro encuentros sin ganar. Los de Manzano, queriendo aprovecharse de ello, salieron al choque muy enchufados, buscando la proeza que solo horas antes había logrado el Athletic, y se adelantaron en el luminoso justo al filo del descanso gracias a un buen gol del uruguayo 'Chori' Castro. Como era de esperar, el 'gol psicológico' minó mucho los ánimos del Barça, y en el 50', Martín Cáceres dejaba a su equipo con 10 al cometer un claro penalty sobre el que solo veinte minutos antes había hecho el 1-0. La eliminatoria se ponía entonces de cara a la entidad bermellona, pero de nuevo, el 'mal de altura' surtió efecto. Un viejo rockero, José Martí, fue el encargado de ejecutarlo. El mediocentro, natural de Palma, y que siente los colores como nadie, pecó de inexperto, y su lanzamiento al medio fue sagazmente repelido por la bota de Pinto. Entonces, las esperanzas mallorquinistas se hacían añicos, el Barça resurgía, y lo que era peor, Messi entraba en juego sustituyendo a Bojan. A partir de ahí, el proceder isleño se centró en detener a 'la Pulga', fuere como fuere. Pero no podían, nadie puede frenarle. Es la perfección hecha futbolista, y, precisamente por ello, los esfuerzos de Ramis, Navarro o Josemi por intentar detenerle se hacían inútiles. Con la expulsión de este último, el Barça se creció, y la parroquia rojilla se desplomó por completo. Ante esta situación, Messi volvió a sentirse dueño y señor del encuentro, una vez más, y enmudeció al Ono Stadi con otra de sus acciones que demuestran por qué es el mejor jugador del mundo. Aprovechando un desconcierto generalizado en la zaga bermellona, logró hacer índole de su picardía para, sirviéndose de sus geniales regates, ejercer una perfecta vaselina sobre su colega Germán Lux y sellar el pase de su equipo a la final de Copa once años después. Él solo supo resucitar a su equipo con uno menos, sacar de quicio a todo un equipo, y certificar el pase de los suyos con una magnífica acción de bandera. Todo un crack.






De este modo, y como ya decimos, se reeditará la final de la 83-84. En aquella ocasión, se medían los dos mejores equipos del fútbol español de ese momento, en un duelo que concluía con victoria rojiblanca por un gol a cero que incitaba a la polémica y servía para ratificar el último doblete que se recuerda por San Mamés. Pero ahora las tornas han cambiado, y el próximo 17 de Abril se enfrentarán en Mestalla (si no se cambia la sede) el equipo que mejor fútbol practica a nivel mundial, contra el que más casta y coraje derrocha en cada partido. ¿Quién ganará? Es imposible predecirlo. Pero no cabe duda de que será uno de esos partidos dignos de contar a nuestros nietos. Y como no, podrán seguirlo con nosotros. No se lo pierdan.

1 comentario:

Quique dijo...

Inigualable, buenísimo, me has dejado sin palabras.

Otro año sin Puerta