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viernes, 29 de mayo de 2009

Cuestión de educación.

Uno de los principales valores que ha inculcado Pep Guardiola en este FC Barcelona es la educación. El técnico jamás ha tenido en todas sus ruedas de prensa, y mira que ha comparecido veces, un simple desliz, ni un fallo. Su conducta y respuestas han sido siempre intachables, llenas de cortesía y respeto, nunca despectivas ni ofensivas. Partiendo de esa importantísima base, Guardiola ha ido formando un grupo de futbolistas que, al margen de aspectos deportivos, sean muy buenos o muy malos, tienen algo muy importante en su profesión, en el deporte y, en general, en la vida cotidiana: tienen educación. El grupo creado por el técnico catalán ha demostrado saber estar siempre, tanto en la victoria como en la derrota (circunstancia poco repetida en esta brillante temporada), y nunca he perdido los papeles cuando las cosas iban mal.

Pero, desde luego, los principios de Pep parecen distar mucho de los de Sir Alex Ferguson y sus pupilos. La clase y el estilo que demuestran los culés dentro y fuera del campo es la antítesis a la macarrería que exhiben los ingleses allá por donde van. El caso es el mismo que el de Guardiola. El equipo se adapta al estilo del entrenador. Y en este caso, el preparador del los ingleses no es precisamente una persona que destaque por su humildad y su sensatez, sino más bien todo lo contrario, pues en sus declaraciones se puede observar un elevado grado de chulería, prepotencia y egolatría. Un señor que también parece tener manía persecutoria, o un sentimiento similar, pues según ha declarado en muchas ocasiones, todos van contra él y su entorno. En su dilatada trayectoria en el Manchester United, Ferguson siempre ha mostrado un carácter irrespetuoso e irreverente hacia sus rivales, jamás les ha lanzado alguna flor y siempre ha empleado el insulto como modo de desequilibrio psicológico; ha educado a sus jugadores desde el desdén hacia los otros, cultivando el menosprecio hacia el rival, sin ningún valor ni afecto. De un entrenador que ha soltado toda clase de improperios contra el Real Madrid y tantos otros jugadores y equipos sistemáticamente, que está enfrentando con, entre otros, Rafa Benítez, poco se puede esperar en la faceta humana. El respeto que debería infundir por prestigio y palmarés, por edad y por veteranía en los jóvenes lo pierde cuando abre la boca y empieza a pronunciar todo tipo de sandeces a destiempo e injustificadas que lo único que consiguen es que se convierta verdaderamente en un personaje en ocasiones ridículo.

Y claro, de tal palo, tal astilla. Los hombres de Ferguson imitan a su mentor sobre el terreno de juego, provocando situaciones realmente deplorables, como la que se produjo en la recta final de la final de la Liga de Campeones que, recordemos, conquistó el FC Barcelona superando en la final al Manchester por 2-0. El encuentro ya no tenía apenas historia, pues los azulgrana ya mandaban en el marcador por dos goles de ventaja y controlaban plenamente la situación. Fue entonces cuando los británicos, en un acceso de impotencia por no poder reeditar el triunfo de la campaña anterior y haber sido aplastados por el Barcelona, empezaron a entrar muy duramente a los jugadores culés poniendo en peligro su integridad física. Aunque afortunadamente las agresiones se saldaron sin lesiones graves, la imagen que ofrecieron las estrellas del Manchester fue paupérrima e infantil, denotando una importante falta de educación y respeto hacia aquellos que han sido superiores, y dejando muy baja la imagen de la entidad del Manchester United ante el público. Pero ya lo hemos dicho, esto viene de raíz.

Particularmente, dentro de esa inmadurez y categoría expuesta por los 'red devils', debemos hacer un inciso en el archiconocido Cristiano Ronaldo. El portugués fue el que, como casi siempre en los peores momentos, dio la peor imagen. Manifestó su impotencia mediante continuos gestos de desaprobación y agresiones improcedentes hacia sus rivales, y en especial hacia su pesadilla durante toda la noche, Carles Puyol. El zaguero catalán superó al astro luso y éste, lejos de reconocer su superioridad, se dedicó a agredirle. Pudo ser expulsado, pero por ser quién es, el niño mimado de la UEFA, permaneció hasta el final del encuentro sobre el césped. Futbolísticamente el proclamado recientemente 'mejor jugador del planeta' no ofreció tampoco un gran espectáculo, pero su imagen como persona volvió a ser lamentable. Una vez más, y ya van muchas, Cristiano Ronaldo volvió a exhibir una pésima educación, una inteligencia bastante dudosa y, sobre todo, una inmadurez propia de un adolescente malcriado. Volvió a lucir infantilismo ante la derrota e hizo gala de su carencia de valores. Así que bien puede aprender el grosero futbolista portugués de cualquiera de los once jugadores con los que se enfrentó en Roma, quienes , además de superarle futbolísticamente, le superan, y con creces, en el aspecto más importante que define a un 'crack'. La clase y el estilo como personas. Y, desde luego, Ronaldo ha vuelto a demostrar una vez más, que él, por mucho que les pese a algunos, no lo es.

2 comentarios:

Quique dijo...

Jajajajaj muy bueno muy bueno. Por fin alguien se ensaña con el cabrón (perdón pero es que no lo puedo evitar)del Cristiano.
Muy bueno el artículo.
URUGUAYO, URUGUAYO!!!

Alex Jiménez dijo...

Qué razón llevas. Ya era hora de que alguien le viese los tres pies a ese niñato.
Grande Fernandito.

Otro año sin Puerta