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miércoles, 6 de mayo de 2009

Guardiola, el jefe del nuevo 'Dream Team'


Allá por el mes de julio llegó a Can Barça un tal Pep Guardiola, que se encontraba con un equipo roto, destrozado anímicamente y sin varios de los grandes referentes en los últimos años. La marcha de los Ronaldinho, Deco y Rikjaard suponía un cambio de ciclo difícil de digerir para los aficionados que tendría como buque insignia a Leo Messi y como jefe de operaciones al antes nombrado Guardiola. Sí, muchos se sorprendieron. El sobresaliente mediocentro catalán, que apenas había ejercido de entrenador en el segundo equipo azulgrana, era el elegido para hacer retomar el vuelo a una nave que llevaba dos años en blanco, a la deriva.

Ahora, poco más de 8 meses después, el equipo azulgrana se ha convertido en el mejor equipo del Viejo Continente, es admirado en todo el firmamento futbolístico y va en camino de un histórico triplete, que sería el primero en la historia de la entidad catalana. Sus 100 goles en 34 partidos de liga lo dicen todo, y son los máximos favoritos para llevarse la Copa del Rey (final frente al Bilbao) y la Champions. Ésta última, la preciada 'Orejona', se prevee como el trofeo más difícil, pues tendrá que sobreponerse al claro dominio inglés de los últimos años, primero frente al Chelsea y más tarde contra Manchester o Arsenal.
El mérito de todos estos logros, obviamente, no es únicamente de Guardiola, pero el honorable Pep tiene, sin duda, mucho, mucho que ver. El cambio de filosofía que ha supuesto la llegada del catalán ha sido muy importante en el desarrollo de un equipo en el que las grandes estrellas trabajan como obreros para que el conjunto salga beneficiado. Para ello ha tenido que dejar atrás a jugadores como Ronaldinho y Deco pero, por lo que se ve, ha merecido la pena.

El vestuario se ha convertido en una piña. Todos ganan y todos pierden. Si uno falla, los demás le defienden. Nadie critica a nadie, todos son uno. Un claro ejemplo es la desagradable situación que vivió Eto'o a principios del verano pasado. Guardiola le descartó, dándole prácticamente la carta de libertad para buscarse un equipo. Sus compañeros, sin embargo, y contra la opinión del mandamás azulgrana, comenzaron a elogiarle en cada rueda de prensa. Sí sí, lo que oyen. Todos y cada uno de sus compañeros. Ante esto y la gran pretemporada del camerunés, Pep acabó cediendo y, como por todos es sabido, acertó. Samuel está realizando los mejores números de su carrera, goza de la total confianza de técnino y va camino de proclamarse 'Pichichi' de la Liga Española y Bota de Oro continental (27 goles en 31 partidos son su aval).

El juego de este espectacular Barça, comparado ya numerosas veces con el mítico 'Dream Team' del 92, se basa especialmente en el claro dominio en la medular. Presión, toque y paciencia son las pautas que señala Pep partido tras partido, y sus 'alumnos' las ejecutan a la perfección. Con Toure Yayá y Keita como perros de presa asfixiando a los creadores rivales e Iniesta y Xavi imaginando y surtiendo de pases a los delanteros, el técnico azulgrana ha creado un auténtico fortín en el lugar donde se sustenta la base de cualquier equipo ganador, con permiso de la delantera, demoledora también en el caso del Barça. Messi, Henry y Eto'o, tres estrellas mundiales al servicio de una sola entidad. 71 goles en 30 partidos de Liga (2'3 de media por encuentro) jugando juntos lo dicen todo de un tridente sin duda alguna mágico. La defensa tampoco tiene nada que envidiar a la de los otros grandes equipos europeos. Puyol y el repescado Piqué como jefes, Moto GP Alves por la derecha y Silvinho o Abidal en el otro costado forman un cuarteto de altos vuelos que tendrá mucha culpa si finalmente Víctor Valdés logra el Zamora de la Liga. Po último, he de hablar del único lunar de un equipo extraordinario, el guardameta. El prometedor Víctor, salido de la inagotable cantera de la Masía, va a completar su séptimo año en la primera plantilla azulgrana, los cinco últimos como titular indiscutible. Rápidamente técnicos, directivos y aficionados depositaron muchas esperanzas en el joven catalán, pues el difícil puesto de cancerbero parecía haberse convertido en maldito tras la marcha del gran Hesp. Dutruel, Enke, Rustu y Bonano entre otros pasaron por Can Barça con más pena que gloria, y todo el mundo esperaba que un portero de categoría volviera a defender el marco catalán. Tras unas primeras temporadas bastante aceptables, con pequeños fallos que, según decían, se irían puliendo con edad y experiencia, llegó la época Rikjaard. La época dorada de los azulgrana en este sigo XXI. Los Ronaldinho, Deco, Giuly, Eto'o, Larsson... llegaron a Barcelona con el objetivo de devolver a la institución a la cima, tanto en España como en Europa. Así, se consiguieron dos Ligas y una Copa de Europa, pero llegó el bajón de Valdés. Algo parecido es lo que está ocurriendo ahora. El 'Dream Team' azulgrana gana, convence, maravilla, pero se sigue necesitando algo de seguridad en la portería. El catalán combina grandes paradas con estrepitosos fallos, justo el perfil contrario que exigen los grandes equipos europeos. Guardametas como Reina, Van der Sar, Julio César, Buffon (no cito a Casillas porque no encaja en este perfil: no es seguro en el juego aéreo pero es muy espectacular y salva balones que ningún otro portero del mundo salva) ... ejemplifican este hecho. Porteros poco espectaculares (exceptuando al coloso italiano) pero que dan seguridad a sus defensas en todos los campos: bajo palos, en balones aéreos, jugadas a balón parado, etc.

El último partido frente al Madrid muestra claramente el patrón de juego del Barça. Toque, toque y más toque cuando tienen el balón en los pies, dinamita en la delantera, agresividad y tensión cuando éste está en las botas del rival y desconcierto defensivo a balón parado y en el juego aéreo. El Madrid disparó tres veces a puerta, y dos acabaron en gol, mientras que los culés lo hicieron en 14 ocasiones, con 'sólo' seis tantos. Es la diferencia entre tener al mejor guardameta del mundo y a uno del montón. Por eso, aconsejo (ojalá me escucharan) a los directivos culés que se dejen de tanto Ribèry y Benzema, porque lo único que les falta para ser un equipo invencible es la portería.

1 comentario:

gattamelata dijo...

¿Se puede uno expresar de mejor forma? Qué bien escrito, Quique.

Otro año sin Puerta