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martes, 21 de abril de 2009

El problema



El Atlético de Madrid es una montaña rusa constante. Tan pronto tutea la elegancia del Barça o la efectividad del Madrid como es humillado por la racanería del Mallorca o la simplitud de Osasuna.


En los últimos años, el conjunto rojiblanco ha demostrado ser un insistente sube-baja sea cual sea su rival. Capaz de lo mejor y de lo peor en cada partido, el 'Pupas' se ha convertido de un tiempo a esta parte en la auténtica bomba de las quinielas.


Y es que en nada se parece este Atleti a aquel que deslumbraba en Europa a lo largo del s.XX, y fijándonos en un predecesor cercano, está muy, muy alejado del equipo de la última década de dicho siglo. Ni Petrov, ni Nano, ni Galletti ni mucho menos Musampa han sabido siquiera toser la gracia del gran Milinko Pantic; la torpeza de Pablo o de Perea no es siquiera comparable al liderazgo de 'Súper' López o Toni Muñoz; la sosería de Raúl García y la irregularidad de Maniche ni se asemejan al genio que emanaba el 'Cholo' Simeone; y solo Forlán, Torres, Correa y Agüero han podido ensombrecer al magnífico terceto Penev-Vieri-Kiko.

Estamos ante el Atlético más bacheado de la historia. Tanto Gil, a quien Dios tenga en su gloria (¡grande Don Jesús!) como Enrique Cerezo han sumido al equipo en un rizar continuo del extraño bucle de la locura. Todos los años es lo mismo. “¡Éste año sí!” Reza un hipócrita Cerezo antes de cada temporada. Pero, ¿éste año sí qué? ¿Será otro año de futbolistas frustrados que se hacen llamar fichajes estrella? ¿Otro año de Mistas, Costinhas, Coupets, Musampas, Luccines, Pernías o Seitaridis que tanto prometen hasta que llegan aquí? ¿Otro año de mentiras, de falsas promesas, de engaños? ¿Otro año viendo como su talentosa cantera triunfa en todas partes menos en el Manzanares? ¿Otro año buscando culpables por todas partes sin ver que el problema está dentro? ¿Otro año de Ferrandos, Aguirres, Pitarchs, Abrahames Vegas, Manzanos o Amorrortus? ¿Será otra vez más un año de tenaz sufrimiento?
Por inusual que parezca, esas son las preguntas que se plantea cualquier aficionado que ha visto como el prestigio de su equipo se ha ido al garete en los últimos años. Por eso no es de extrañar que el club destile tanta inconstancia. Porque otro año más serán el segundo equipo de Madrid, menospreciado de un modo persistente por la cada día más parcial prensa. Porque otro año más tendrán probablemente que contentarse con la UEFA. Porque de nuevo figurarán en un plano secundario. Porque Miguel Ángel Gil sigue empeñado en incordiar al club hasta la saciedad. Porque su marioneta, el presidente Cerezo, se muestra más desconfiado que otra cosa. Y porque otro año más se volverá a sondear el mercado en busca de un '10' que extraordinariamente tenemos muerto de risa en Mallorca.


He de hacer un inciso aquí. El de los cedidos es un tema bastante peculiar. Todos los años parten desde el Manzanares muchos jugadores rumbo a otros equipos para que cojan experiencia y ser posteriormente demacrados pasado un tiempo por la parroquia rojiblanca. Ésta temporada, le ha tocado el turno a otros cuantos, pero que están haciendo más ruido que nunca. El caso más peculiar es el de Jose Manuel Jurado, que se está saliendo en las Baleares, como ya relataba antes, y al que este año están lloviendo aclamaciones y vitores por todos los lados. El gaditano ha terminado de curtirse en la Primera División y toda España parece haberse dado cuenta de ello. Bueno, todos menos un hombre. Justo quien más cuenta debería darse. Irónicamente, solo Cerezo parece cerrar los ojos ante semejante perspicacia. Al igual que está pasando con Zé Castro. El central portugués, en préstamo al Deportivo de la Coruña, se ha ganado un puesto en el renacido once gallego. La crítica hacia él es buenísima, pero de nuevo, Don Enrique responde con desprecio, deshechándole para abaratar el fichaje del zaguero a quien precisamente el portugués mandó a la banca, el catalán Alberto Lopo. De risa.

Pero de todos los cedidos, no solo ellos dos parecen fascinar. No hay que quitar mérito ni a Juan Valera, que se ha ganado a base de casta un puesto en el lateral derecho del Racing de Santander, ni a Diego Costa, que no deja de asombrar día sí día también en Albacente, ni al extremo andaluz Jose Antonio Reyes, cuyo rol en el Benfica comienza a rescatar ese derroche de velocidad y talento que parecía haberse dejado en Sevilla, ni al meta Iván Cuéllar, indiscutible en el Sporting de Gijón, ni a Mario Suárez o Cléber Santana, asiduos en la alineación de todo un Mallorca, en especial el segundo, líder junto a Jurado del club isleño.


Todos ellos se están mereciendo a pulso un hueco en el club rojiblanco de cara al año que viene. Pero lo cierto es que da rabia pensar que Cerezo, poco entendido en esto del fútbol, volverá a pagar una pasta por un mediapunta que luego resultará ser una auténtica gaseosa, cerrando a Jurado las puertas del club en el que desea triunfar; por otro centrocampista de corte defensivo, ignorando que con la veteranía de Assunçao, las ganas de Camacho, y el coraje de Cléber o Mario Suárez el cupo estaría más que completo; por un defensa central; relegando a Zé Castro; por un lateral derecho, pasando olímpicamente de Valera; por un delantero que sepa suplir a Forlán y a Agüero (que esperemos no se vayan), ante el fracaso de Sinama Pongolle, pero que a buen recaudo no será Diego Costa.; o por otro Coupet en la portería, dando de bruces a los Cuéllar o Roberto Jiménez, sin fijarse en las garantías que otorgan todo un pericioso Leo Franco, de cuya experiencia, si le dejan, se endurecerá claramente el chaval De Gea, a quien habrá que disponer con el paso de los años para que acabe ocupando la portería del equipo titular rojiblanco. Aquí llegamos a otro punto importantísimo de inflexión. La cantera. La preciada pero cada vez más delicada cantera colchonera. Lo cierto es que en los últimos años, coincidiendo con la llegada de Amorrortu y Abraham Vega a la coordinación del fútbol base de la entidad, su evolución ha descendido en picado. La mala planificación y gestión de cada filial, y la indolencia del cuerpo técnico, han provocado grandes debacles en lo que a lo deportivo se refiere. Por ejemplo, el Atlético B, sin ir más lejos, ha pasado de ser uno de los cocos de nuestra división de Plata, a luchar por mantenerse en 2ªB, y el Atlético C, en idéntica situación pero en esa última división, a guerrear por la permanencia un año más en la Tercera. Ante esto, es lógico que las joyas opten por tomar un camino dispar al de la sociedad rojiblanca. Y así pasa lo que pasa. Que si nadie lo evita, será obvio que los Domínguez, Cédric, Koke, Rubén Ramos o De Gea continuarán con sus carreras lejos del Paseo de los Melancólicos. Pero nada, una vez más, solamente Cerezo parece dejarlo estar. ¡Desde luego, vaya directiva!


Otro problema es el de la estructuración que se hace de la plantilla año a año. Es evidente que desde que se marchó Fernando Torres, el equipo, aunque ha mejorado a nivel deportivo, ha perdido todo ese sentimiento hacia la entidad que el fuenlabreño dimanaba sin reparos. Solo Antonio López, Leo Franco, Simao, Forlán y en ocasiones Agüero parecen sentir este equipo en sus venas. Del resto, casi nanai de la China. Desde Seitaridis hasta Pablo Ibáñez, pasando por Raúl y Luis García, Pernía, el capitán Maxi, Maniche o Coupet, están demostrando el por qué en muchas ocasiones a los jugadores se les tilda de caraduras y mercenarios. ¿Dónde ha quedado ese espíritu que Kiko, Pantic, Aguilera o el propio Torres desplegaban en cada partido hace no tanto? ¿Dónde ha quedado el respeto que aquellos jugadores que ganaron el Doblete rendían a Radomir Antic? ¿Dónde ha quedado esa fidelidad hacia el rojo y el blanco? Nadie lo sabe. Debe haberse quedado en algún recóndito lugar, porque lo que es en el Calderón no queda nada de nada. Desde la parsimonia de Seitaridis, el poco ímpetu de Sinama, la falta de disciplina de Maniche, hasta el desdén con el que Maxi Rodríguez lanza asiduamente contra el suelo un brazalete de capitán que hasta una piedra merecería más que él cuando es sustituido, para que Antonio López lo recoja, se demuestra la falta de respeto que el Atlético achaca.


Ante este caótico drama, solo me viene a la mente una solución. Que Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo hagan de una vez un favor al club y vendan su paquete accionarial, dejando que sean los socios quienes decidan qué es lo que quieren. Sin duda, el nuevo presidente sería alguien que confiase ciegamente en la cantera; que exigiese un compromiso vital; que hiciera una limpia rotunda de un plantel en el que solo quedarían quienes de verdad merezcan y deseen estar aquí. Con Forlán, Paulo Assunçao, Agüero, Antonio López, Simao, el prestado Banega (que seguro vuelve a final de temporada a Valencia pese a su eficaz rendimiento, muy superior al de Maniche y Raúl García siempre que le han dejado reivindicarse), el chaval Camacho, el meta Leo Franco, o el defensa Ujfalusi, aparte de los cedidos, de los que volverían la mayor parte, algún canterano, y un interior imaginativo como podría ser David Silva; que se dejase de Amorrortus o Abrahames Vega en las categorías inferiores, que a la larga únicamente perjudican al club; que largase de inmediato al mediocre Pitarch como director deportivo; que castigara con dureza los comportamientos arrogantes de los Maxi, Maniche o Seitaridis (el griego está en todas); que contratase a un entrenador con el que se recupere la constancia perdida, la confianza y se practique un fútbol ejemplar; y que lograse, en definitiva, superar el badén por el que el equipo vaga incesante desde hacen ya casi diez años. Ese hipotético presidente, que se colmaría de alabanzas, se llevaría las elecciones de calle, además de que sería de fijo alguien que realmente sintiese los colores del conjunto en su linaje. Mas no nos engañemos, los milagros son muy difíciles, y este en concreto está muy, muy lejano. Desde aquí, a un servidor solo le queda pedir a los señores Cerezo y Gil Marín que si algún día leen esto, se planteen que el problema de este equipo lo tienen más cerca de lo que creen. No hagan más daño al Atlético, caballeros, y deslíguense por fin de sus filas. Es lo mejor que pueden hacer.

4 comentarios:

Alex A. dijo...

Pedazo de artículo
Me gusta, se ve que sientes los colores de tu equipo y reconoces sus problemas.
Me encanta como escribes...la proxima vez respetaré los bocetos xD

alberto dijo...

Muy buen artículo tio.
Está claro que este equipo no levanta cabeza desde el descenso a segunda división y es una pena que dos señores como Cerezo y Gil esten destrozando a un equipo sin importarles lo más mínimo.
Así que estos dos hombres deben saber que este club lo ha sido todo y que los que verdaderamente quieren y sienten al Atlético de Madrid son los aficionados.

Quique dijo...

Dios. Extraordinario. El mejor que has hecho. Voy cogiéndole gustillo a esto de los artículos de opinión sí.
En serio, buenísimo, tienes toda la razón.

gattamelata dijo...

Qué barbaridad... Y lo malo es que todo es cierto y esta noche pasada, para rematar, hemos perdido 5-1.

Otro año sin Puerta