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martes, 2 de junio de 2009

Orlando será finalmente el rival de los Lakers en la final tras dar la campanada ante los 'Cavs' de LeBron


Adiós al duelo Kobe-LeBron. Adiós al Lakers-Cavaliers. Adiós a lo que todo el mundo creía que iba a suceder en estas Finales de la NBA. Los engreídos Cavs del MVP sucumbieron en el último escollo que tenían para llegar de nuevo, tres años después, a la última seria de la temporada norteamericana. Lo hicieron ante los Magic, que echaron por tierra su triunfal temporada con un claro 2-4 sin ventaja de campo. La enorme consistencia y efectividad de los de Van Gundy pudo con la electricidad y agresividad de los campeones de la temporada regular, que se llevaron un fuerte 'palo' anímico ya desde el primer partido perdido en Cleveland sobre la bocina. Luego, los Magic sólo tuvieron que mantener la ventaja de campo para meterse en la final por segunda vez en su todavía corta existencia eliminando a los grandes favoritos (tuvieron la meor marca de la Regular Season) y haciéndoles despertar del sueño de conquistar el anillo. Ahora, por lo tanto, los que tienen pasaporte para soñar son ellos, pues se han plantado en la final tras unos extraordinarios playoffs en los que han dejado por el camino a los dos equipos más potentes de la conferencia: los todavía vigentes campeones Celtics y los antes nombrados Cavaliers. Para ello se han basado en, como ya he dicho, una enorme consistencia y efectividad de cara al aro, además de un gran acierto desde la línea de tres y el interminable potencial interior del pívot más dominante de la NBA: Dwight Howard. El que fuera elegido 'Jugador Defensivo de la Temporada' está demostrando en esta postemporada el por qué de su galardón, haciendo gala de su mejor arma: el rebote. Hasta 15'3 rebotes promedia el de Atlanta en la parte final de la temporada, unos registros muy superiores a los de cualquier jugador de la Liga. El encargado de defenderle será, presumiblemente, el cuestionado Andrew Bynum, del que se esperabab grandes cosas a principios de temporada que no ha demostrado. Probablemente también Gasol tendrá que vérselas con Superman en alguna de las rotaciones, y de su habilidad para neutralizar su influencia dependerán, y mucho, las opciones de los Lakers para hacerse con el esperado anillo. Todo esto teniendo en cuenta que el de Sant Boi está realizando los mejores números de su carrera en la faceta reboteadora y que ya hace mucho que han dejado de denominarle 'blando', por lo que Pau probablemente se crecerá y pondrá en más de un apuro a su par tanto en defensa como en ataque, donde intentará hacer valer su mayor agilidad para intentar superar los 18 puntos que promedia en los playoffs.
Otro de los factores determinantes será, sin duda, el grado de inspiración del que tiene que ser, por capacidad, la gran estrella de las Finales: Kobe Bryant. El escolta angelino (29'2 puntos, 5'3 rebotes y 4'9 asistencias por partido), tras unos primeros partidos algo dubitativo, ofreció su mejor versión en la serie ante Denver, superando los 35 puntos en cuatro de los seis partidos disputados. Además, no pareció aquel Kobe ególatra y egoísta, sino el espectacular escolta que se hizo el pasado año con el MVP de la temporada regular. Defendiéndole estará la revelación de la temporada, el atlético Mickael Pietrus, que intentará mantener su gran nivel, aunque está vez 'bailando con la más fea'. De la aportación del alero dependerán también en gran medida las posibilidades de estos Magic.
Por otro lado, será también muy importante el rendimiento de los banquillos de ambos equipos, pues en el descanso y el estado de forma de las estrellas se concentran gran parte de las bazas de ambos equipos, por lo que los reservas deben dar un relevo adecuado para convencer al entrenador y mantenerse el mayor tiempo posible en pista.
Por último, habrá que prestar mucha atención a la defensa de los Lakers sobre dos de los pilares del equipo 'azul': Rashard Lewis y Hedo Turkoglu, pues son dos aleros altos que pueden causar continuos desbarajustes en el sistema rival con sus salidas a la línea de triple (Lewis juega de falso '4', pero está constantemente fuera de la zona) y sus constantes cambios de posición (Turkoglu hace muchas veces de improvisado base gracias a su capacidad de lectura del partido y visión de juego, además de ser uno de los mejores aleros pasadores de la competición).

Así, esto es todo lo que puedo decir en este breve análisis de la gran Final de la NBA que puede coronar de una vez por todas a uno de los nuestros como campeón de la mejor liga del mundo. Suerte, Pau.

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