Aquí podrás encontrar todas las noticias relacionadas con tu deporte favorito.

martes, 11 de agosto de 2009

Simplemente Atleti


"Yo me voy al Manzanares, al estadio Vicente Calderón, donde acuden a millares los que gustan del fútbol de emoción. Porque luchan como hermanos, defendiendo sus colores, con un juego noble y sano, derrochando coraje y corazón".

Quizá estas escuetas líneas del ilustre himno rojiblanco pueden ofrecernos una aproximada idea acerca del eterno dilema colchonero "¿Por qué somos del Atleti?". Una pregunta que se hacen día tras día millones de 'indios' cuando tratan de explicar su procedencia, su amor por los colores rojiblancos, su sentimiento atlético. Y es que, como bien rezaba un spot publicitario hace algunos años "es difícil de explicar, pero es algo muy, muy grande". Algo de lo que debemos presumir y estar orgullosos, aunque muchos piensen todo lo contrario. Es un sentimiento, una revolución contra las normas establecidas, un acto de rebeldía contra una mayoría autoritaria, una manera de concebir y ver las cosas diferente a las demás. Una pasión por lo impensable e inesperado, por el sufrimiento, llegando en ocasiones al masoquismo incluso. Una forma de vida, sin duda.
Porque ser del Atleti no tiene precio, ni explicación, ni razón lógica alguna. Sin embargo, repito, es algo muy, muy grande. Es un caer para volver a subir constante, una decepción rápidamente respondida con una alegría, un estar siempre alerta que le convierte en un equipo único, que muere para nacer de nuevo en el momento más inesperado, simpre acompañado por una afición espectacular, completamente entregada al equipo, que acaba convirtiéndose muchas veces en un factor esencial y desequilibrante cuando el Atleti juega en el Calderón, su casa, ésa que el señor Cerezo se ha empeñado en vender para trasladarse a La Peineta, rompiendo así el corazón de los millones de hinchas colchoneros que se ven obligados a abandonar algo que les pertenece y les pertenecerá de por vida, una parte de sí mismos.

Domingo, 7 de mayo del año 2000. El Atleti se juega la salvación ante un Oviedo en situación también comprometida en el Carlos Tartiere.
Tras una desastrosa primera mitad, que acaba con 1-0 para los locales, los de Antic (que sustituyó a Ranieri a mitad de temporada), conscientes de lo que se juegan, salen de los vestuarios dispuestos a darlo todo para lograr la proeza y así mantenerse en Primera División. El equipo carbura y pone en problemas a los ovetenses pero, sin embargo, un despiste defensivo desemboca en un penalti que Paulo Bento acaba transformando. Era el minuto 64 y la definitiva reacción de los colchoneros, que asediaron sin descanso la portería defendida por un grandísimo Esteban. Finalmente el esfuerzo obtuvo recompensa y el Atlético, en un arreón de buen juego, empató el partido con dos tantos en cinco minutos, obra de Capdevila y el Pichichi Hasselbaink (en el 74' y 78', respectivamente). Los de Antic recuperaron la esperanza. Había vida en aquel infierno asturiano. Y vaya que si la había. Los últimos diez minutos contaron con más ocasiones que los ochenta anteriores, y el Atleti rozaba el sueño de mantenerse una jornada más con opciones de supervivencia. Sin embargo, en el minuto 84, Hasselbaink se suicidó junto con su equipo errando una pena máxima que habría dado la victoria a su equipo, y el sueño terminó.
Tras casi cien años de existencia y más de sesenta temporadas ligueras a sus espaldas, el ya por entonces denominado 'Pupas' descendía a Segunda División por primera vez en su dilatada historia, dejando un enorme vacío a una Liga que se quedaba sin uno de sus 'grandes' históricos.
La institución rojiblanca se venía abajo, pues nadie imaginaba a principios de temporada que los Valerón, Baraja, Kiko, Hasselbaink (que venía de ser el máximo goleador de la Premier League inglesa) y compañía pudieran caer tan bajo. Lo que se preveía como un año de éxitos, en el que el equipo lucharía por volver a los puestos altos de la tabla, acabó convirtiéndose en la peor pesadilla del conjunto madrileño, que consumaba el primer descenso de su historia.

Sin embargo, algo más inesperado aún sucedería la campaña siguiente, la primera del Atlético de Madrid en división de plata. La Junta Directiva, encabezada por el emblemático Jesús Gil, decidió bajar considerablemente el precio de los abonos, intuyendo una desbandada a gran escala que mermaría fuertemente a la entidad y a todo lo que ella significaba, pues una gran parte del potencial del club madrileño ha sido siempre su afición, su incondicional afición. Entonces, cuando todos pensaban que la hinchada les abandonaría, ésta irrumpió con más fuerza que nunca, duplicándose prácticamente el número de abonados colchoneros en la primera temporada en el 'infierno', una brutal demostración que sin duda tuvo mucho que ver con el rápido renacer de la escuadra rojiblanca que, al mando de Luis Aragonés, logró recuperar la categoría dos años después tras una primera temporada de adaptación en la que el sueño se frustró por goalaverage en beneficio del Tenerife.
Ésa misma temporada Carlos García Cantarero fue el que hizo debutar un lejano 27 de Mayo de 2001 al que se convertiría en la estrella y estandarte del club del Manzanares en un futuro no muy lejano, Fernando José Torres Sanz, 'El Niño'.
La campaña siguiente precisamente Luis, el mítico 'Sabio de Hortaleza', le otorgó su confianza y le dio los galones del equipo en su segunda temporada, la del asalto a Primera División, y el joven Fernando respondió como se esperaba.
Rápidamente, el ahora conocido como The Kid se erigió en ídolo de una afición que se aferraría a él en los años sucesivos como única vía de éxito. Su papel de héroe duró siete temporadas, en las que, sinceramente, de no ser por su calidad, su entrega y sus goles, el Atleti hubiera permanecido enclavado en los puestos peligrosos de la tabla. Detrás quedaron un Mundial y una Eurocopa, varios premios como máximo goleador español de la Liga y un sinfín de ofertas de potentes equipos europeos rechazadas debido a su amor por los colores rojiblancos.
Hasta que, un verano, destrozado por la fatal temporada de 'su' Atleti y algunos humillantes resultados (siempre se dijo que el 0-6 del Barça en el Calderón fue la gota que colmó el vaso), Fernando se vio 'obligado' a abandonar al equipo de sus amores para partir en busca de nuevos retos que le ayudaran a progresar, pues una carrera tan prometedora como la suya no podía quedarse en el camino. Seguramente él fue el más dolido de esta importante decisión, pues dejaba en Madrid amigos, familia, hogar y, lo más importante, al equipo de su vida.

Por todo ello muchos dieron por muerto al club del Manzanares en el verano de 2007 tras la marcha del ídolo, del hijo predilecto de la afición rojiblanca. El 'Niño' Torres cruzaba el Canal de la Mancha en busca de nuevos retos y desafíos, en busca de unos títulos que el equipo de sus amores no podía ofrecerle entonces. Se marchó porque estaba creciendo de manera inversamente proporcional a un equipo estancado, vacío, que contrataba año tras año reconocidos jugadores que terminaban resultando los mayores bluffs de la competición. Si quieren ejemplos, ahí están los casos de Kezman (Pichichi varios años de la Liga Holandesa con el PSV), Petrov (designado el mismo año de su fichaje mejor jugador de la Bundesliga Alemana), Maniche (campeón de Europa con el Oporto), Mista (pieza clave en el Valencia de Rafa Benítez que conquistó dos Ligas y una UEFA), que llegaron a la entidad madrileña con el fin de hacer crecer a la estrella, Don Fernando Torres, sin ningún éxito. La afición colchonera quedaba huérfana de su ídolo y referente en el último lustro, pero el Atleti, para sorpresa de todos, se recompuso. Sí sí, se recompuso y logró lo que llevábamos esperando más de diez años los jóvenes atléticos que, por suerte o por desgracia, nos habíamos perdido la época dorada del club: el acceso a la Champions League, la máxima competición europea a nivel de clubes. Lo consiguió gastando correctamente (¡qué raro!) el dinero que se había obtenido con la venta de Torres. Reyes, Forlán y Simao, entre otros, se incorporaban a un equipo que se marcó como objetivo desde principio de temporada estar entre los cuatro primeros. Lo consiguió sí, pero lo hizo en cuarto lugar, por lo que tuvo que enfrentarse al Schalke 04 en la fase previa que da el pasaporte definitivo a la competición.
La ida, disputada en Alemania, se saldó con un duro 1-0 (el Atleti fue el amo y señor del encuentro) en contra.
Ése fue un nuevo punto de inflexión en la historia de un equipo en el que nunca han faltado las dificultades y los problemas, casi siempre solventados sin embargo con enorme contundencia, como ocurrió en esta ocasión.
Los rojiblancos saltaron al campo con plena confianza en la victoria y motivación por lograr el ansiado objetivo. Entonces dejando patente su mayor calidad, arrasaron a los teutones como quisieron, y les endosaron un humillante 4-0 que sentenciaba la eliminatoria y significaba la vuelta del Atleti a la máxima competición continental tras diez años de exilio.

Esa misma temporada, la 2008/09, la pasada, el mundo entero disfrutó con el fútbol-espectáculo del Barça, que acabó consiguiendo un sonado triplete que pasará a los anales de la historia del fútbol español. Los atléticos disfrutamos, pues el conjunto azulgrana dejó 'en blanco' a nuestro eterno rival, a nuestro vecino madrileño. Pero no sólo disfrutamos con los catalanes, sino también con nuestra pasión, con nuestro equipo, con nuestro Atleti, que nos dejó varios partidos para el recuerdo. ¿Quién olvidará la agónica remontada, precisamente frente al Barcelona, que culminaron Agüero, Forlán y compañía tras ir perdiendo 1-3 a quince minutos del final? ¿O quién no recordará la espectacular victoria ante el Espanyol, con 0-2 y un hombre menos al descanso? ¿O el 4-4 en el Madrigal con 4-2 en el minuto 80 y Banega expulsado? ¿O el desgraciado empate en el Bernabéu tras haber enviado varios balones a la madera y habiendo sido dueño y señor del encuentro?

Para esta nueva temporada que comienza, al Atlético se le plantean nuevos retos que deberá superar para volver al lugar que nunca debió abandonar. Deberá codearse con los dos 'gigantes' de la Liga e ir a ganar a cualquier campo. Pero, ¿quién sabe?, porque este Atleti...


Desde luego, el fútbol del Atlético es un fenómeno paranormal, un equipo capaz tanto de lo peor como de lo mejor, que pasa de perder frente al colista a remontar espectacularmente al líder. Y es que este año 'El 'Pupas' ha dado motivos para merecer ese apelativo. Y también ha dado a sus seguidores razones suficientes como para que se expliquen el por qué de su sentimiento atlético. Aún así, es imposible de averiguar, es algo indescriptible, mágico. Por eso muchos nos preguntan por qué somos del Atleti. Yo sólo sé que estoy orgulloso.

1 comentario:

Alex Jiménez dijo...

Sencillamente buenísimo Quique. Día a día te superas. Y esa superación nos hacen cada día estar más satisfecho de nuestro eterno 'Pupas'. ¡Forza Atleti!

Otro año sin Puerta