Aquí podrás encontrar todas las noticias relacionadas con tu deporte favorito.

domingo, 8 de agosto de 2010

El engaño de la Fórmula Uno


En el mes de agosto vamos a estar dos semanas sin Fórmula Uno y la verdad, no la echo de menos. Es cierto que me alegré de los últimos resultados en Alemania, que colocan a cinco pilotos en posición de conseguir el título mundial. En realidad mi gozo iba por Alonso, pues los demás no me importan demasiado. Pero creo que viene bien esta pausa para analizar qué nos ofrece este gran circo. Si es que nos ofrece algo.

Todos los aficionados al mundo del motor teníamos nuestras esperanzas puestas en la temporada 2010. Nuestro idolatrado Fernando había fichado por Ferrari y hay que reconocer que este es un hecho que hace menos de diez años nos habría sonado a pura fábula. Además, y esto me parece muy importante, Jean Todt se hacía cargo de la presidencia de la FIA, desbancando por fin a ese degenerado de todos conocido que responde al nombre de Max Mosley. Y este era un cambio muy importante que esperábamos sirviera para revitalizar todas las especialiades de este deporte.

Pero nos hemos encontrado más de lo mismo. Ya hemos superado el ecuador de la temporada y todo sigue igual. Pese a los cambios en el reglamento técnico, que la Federación introduce año tras año, los adelantamientos siguen brillando por su ausencia y sin ellos las carreras se convierten en simples procesiones a doscientos por hora. ¿De verdad es tan difícil? No estaría de más convocar una serie de reuniones entre los ingenieros de los equipos, para consensuar una vuelta ordenada al "efecto suelo", haciendo desaparecer los tristemente famosos fondos planos que obligan a que casi todo el apoyo aerodinámico del coche se deba a los alerones. El paso por curva sería mucho más rápido, con el consiguiente peligro para los pilotos, pero no me digan que no pueden establecerse unas normas para limitarlo sin hacerlo desaparecer por completo. La experiencia de hace algo más de dos décadas podría servir para algo. Claro que para esto habría que contar con el acuerdo de los equipos que prefieren siempre andar a bofetadas, todos contra todos.

Los equipos. Hablemos de los punteros. Red Bull tiene una ventaja técnica indudable que no duda en malgastar frenando a Webber y favoreciendo a Vettel, que es un piloto muy rápido en entrenamientos pero destaca por una irregularidad que le hace perder carreras de la forma más tonta, como el último Gran Premio. Webber no ganará el mundial pues tiene a su propia gente en contra. Ha cometido el pecado de hacer bien las cosas. Luego tenemos a Ferrari, donde Alonso y Massa no se pueden ni ver y lo demuestran en la pista, como en Alemania donde hicieron un ridículo espantoso con el juego de equipo. Ferrari es la desorganización manifiesta, como en temporadas anteriores desde que se marcharon Brawn y Todt. Pobre Alonso, lo que va tener que aguantar hasta ganar otra vez el Mundial. Mercedes ha pasado de ser un aspirante a principios de año a desaparecer, dejando que Schumacher desarrolle el coche, olvidándose de Rosberg. El viejo Kaiser parece empeñado en borrar su antigua reputación a base de lentitud y salvajadas, parece que en vez de Michael haya vuelto Ralf. Donde sí tienen claras las cosas es en Mc Laren, donde todo gira alrededor del favorito Hamilton, y eso que Button lo está haciendo bien. Pero no le darán ninguna oportunidad.

Y finalmente están la FIA y la organización de Bernie Ecclestone. Entre las dos, aunque las órdenes siempre las acabe dando el amigo Bernie, han acabado con cualquier parecido a una carrera. Porque los grandes premios no pueden decidirse exclusivamente en la primera curva o en el acierto al cambiar los neumáticos. Hoy en día hay también un factor determinante: las penalizaciones, que parecen ser la única forma de animar carreras aburridas. Es una pena, esto más que deporte parece un culebrón dividido en diecisiete o dieciocho capítulos, que encanta a los medios y a su audiencia. El único que adelanta es Hamilton, que aparte de su audacia y su gran clase al volante cuenta con la bendición de ser "el elegido" por los mandamases para ganar el mundial. Que se lo digan a Petrov en Hungría, que le dejó pasar tranquilamente antes que meterse en líos. Si me toco con él me sancionan fijo, debió pensar el piloto ruso.

Como en otro tiempo ocurrió con Schumacher en sus tiempos de Ferrari, a Hamilton se le permite absolutamente todo, pues hay un "interés general" en que gane. Los británicos han sido siempre grandes entusiastas del motor y el consumo de todo tipo que genera la imagen de un piloto inglés campeón del mundo bien vale el esfuerzo. Es el nuevo Rey Midas, el sucesor del alemán que tan buenos dividendos dejó.

No quiero terminar este artículo sin citar dos cosas bien distintas, aunque ambas sean una auténtica vergüenza. La innovación técnica de la temporada es el conducto F inventado por Mc Laren, que consiste en un pequeño túnel que es tapado por el piloto ¡con la mano! para amortiguar el flujo de aire que llega al alerón trasero con el objetivo de aumentar la velocidad punta. La televisión ya se ha regodeado ofreciéndonos el detalle de que Alonso usa dos guantes distintos cuando su monoplaza lo equipa. Es ridículo o absolutamente genial (desde un punto de vista surrealista) . Estará prohibido el próximo año.

Pero quizá lo peor de todo sean los circuitos urbanos homologados por la FIA. Había un acuerdo tácito para permitir que Mónaco siguiera en el calendario, dada su larga tradición y su marco incomparable. Pero nos hemos encontrado con Valencia, Singapur y los que vendrán. Tienen todo lo que no se permitiría a un circuito permanente: curvas sin escapatorios, inexistencia de una pequeña pista paralela a la carrera para asistencias, boxes improvisados, etc. Son muy peligrosos, pero sus organizadores pagan bien al Sr. Ecclestone y esto es lo que importa. Encima en Singapur hacen la carrera de noche, gastándose un dineral en iluminación y aportando graciosamente un suplemento de dióxido de carbono del que estamos tan necesitados. Una genialidad para que los europeos veamos la carrera en horario decente. Pero claro, como ganó allí Alonso no he oído ninguna crítica , sino todo lo contrario. El mejor circuito urbano es sin duda el de Valencia, montado ex profeso cada año para mayor gloria de los políticos locales y gozo monetario del señor inglés. Singapur no tiene un circuito permanente, pero Valencia cuenta con un circuito homologado a las puertas de la ciudad, y que estaba destinado a ser la cantera de pilotos de coches y motos de la Comunidad Valenciana. Todo el dinero invertido en montar y desmontar el circuito de al lado bien podría emplearse en actualizar el circuito de Cheste. Eso sí tenemos imágenes impagables, como ver a los pilotos llegando en yate al circuito, en triste imitación de Montecarlo, perdón, quiero decir saludable coincidencia. No me vayan a llamar antiespañol o hincha de Mc Laren.

Como decía al principio, nos libramos de Mosley y tenemos a Jean Todt, antiguo copiloto de Alpine en rallyes, gran jefe de Peugeot y de Ferrari . Es cierto que ha tenido poco tiempo, es su primer año, también es cierto que ninguna de las ramas del automovilismo, no solo la Fórmula Uno, ha avanzado lo más mínimo.

En resumen, la Fórmula Uno me parece una buena trola, un engaño perfecto que nos venden por televisión con su brillante envoltorio de tecnología y estilo, pero que no conserva prácticamente nada del antiguo y noble, mágico y seductor, verdadero espectáculo que fue en otros tiempos ya lejanos. Sólo la presencia de Alonso nos mantiene hipnotizados, acríticos, frente al receptor.

1 comentario:

Quique dijo...

Toda la razón. Vergonzoso lo que se está haciendo con la Fórmula 1. Si esto sigue así, veremos quien se engancha al televisor cuando Alonso se retire.

Otro año sin Puerta