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martes, 23 de junio de 2009
Mercado de Fichajes: Las 'novias' de Emaná
sábado, 13 de junio de 2009
Kakà y Cristiano, los primeros de la nueva era Florentino

lunes, 8 de junio de 2009
Rozando lo imposible...
Febrero de 2008. Los resultados de la Agrupación Deportiva de Alcorcón, de la Segunda División B del fútbol español comienzan a ser más que preocupantes. Los amarillos, una de las grandes revelaciones de los primeros compases de la temporada, se ven sumidos en una auténtica crisis de resultados que deja al equipo a sólo cuatro puntos de la salvación, con un largo periplo sin victoria alguna y sin margen de mejora a la vista. Ante esto, las culpas se ciernen sobre la cabeza del técnico, Óscar Garro, que es fulminado sin previo aviso. La directiva, sin apenas efectivos, buscan soluciones fáciles, y decide encomendarse en las manos de Juan Antonio Albacete, familiarmente el ex futbolista Anquela, en paro tras su destitución como entrenador del Águilas. Entonces, para sorpresa de todos, el Alcorcón despierta, salva la categoría con grandes actuaciones ante su público en el Estadio de Santo Domingo, y logra milagrosamente despejar las dudas.
Con el curso liguero finiquitado, la directiva alfarera opta por continuar contando con el técnico que obró el grácil objetivo. Esteban Márquez, mandamás del club madrileño, accede a las peticiones del cuerpo técnico y logra contratar jugadores cómo el clasista extremo Néstor Susaeta, familiar directo del mediapunta del Athletic Markel; el contundente central Hugo Sánchez; o los jóvenes pero contrastados delanteros Dérek Decamps, que en su día jugó en Milán, Aris de Salónica o Málaga, y Mauri, que venía de golear en Vallecas, convirtiéndose en pieza clave en el ascenso a Segunda de los rayistas.
A priori, el objetivo era el de mantenerse en la categoría sin problemas. Sin apuros, sin despistes de última hora. En un principio parecían cumplirlo sin mucha implicación. Con el tiempo, los más jóvenes del equipo (Reguero, Tito o Nevado) se curtían e integraban en el once alfarero, instruídos por los veteranos, liderados por el capitán Rubén Sanz, que en su día rechazó volver al Valladolid, donde comenzó su carrera, por triunfar en el Alcor, o el experimentado portero Raúl Arribas, que a sus 40 años se ha convertido en el auténtico tutor del rejuvenecido club alfarero. A esta síntesis se unieron factores tales como la explosión de Susaeta, la efectividad de David Sanz o la seguridad mostrada por la dupla Albarrán - Hugo en el centro de la zaga, que, culminados por el gran trabajo de Anquela al frente del club, hiceron firmar al Alcorcón una racha de 24 partidos consecutivos sin perder, con 13 victorias, lo que le llevó a pelear por algo que en un principio se planteaba imposible. Entrar en los play-off de ascenso a la categoría de plata de nuestro fútbol en el tramo final de la Liga, luchando frente a clubes teóricamente muy superiores, como el Universidad de Las Palmas, el Leganés, el Cartagena o el Real Madrid Castilla, más la sorpresa de la categoría, el filial del Murcia, el Murcia Imperial, que, sin embargo, no podía ascender al estar el conjunto pimentonero en Segunda División. El sueño alfarero se hizo real tras una lograda victoria en la última jornada ante el Vecindario en las Canarias que, unida a los pinchazos de los de arriba, terminó por aupar a los amarillos a la tercera posición, que le acreditaba a disputarse las plazas de ascenso junto a los cuatro mejores de cada subdivisión de nuestra categoría de bronce. Después de 30 largos años de sufrimiento, de 30 años de suplicio y de rachas irregulares, los alfareros se clasificaban por primera vez para batallarse el ascenso a Segunda.
Pero quedaba lo más difícil. Tres importante escollos. Tres partidos a ida y vuelta ante tres de los mejores equipos de toda la Segunda B. El primero, frente al Sant Andreu catalán. Y no fue fácil, pero una vez más, los de Anquela firmaron la heroica. Tras un meritorio empate sin goles en tierras barcelonesas, en un partido en el que los visitantes jugaron con diez casi gran parte del partido por la expulsión del centrocampista vasco Kristian Alberdi, los alfareros aplastaron a su rival en Santo Domingo tras vencer por cuatro goles a dos. Ahora sólo quedaban dos. Dos eliminatorias, cuatro partidos, 380 minutos para alcanzar la gloria. En segunda fase se las verían con el Alcoyano, el histórico Alcoyano que campeó por nuestra máxima categoría hace ya bastante tiempo. Venía de perder frente al Cartagena en la ronda que enfrentaba a los primeros de grupo y su afición veía el sueño de retornar entre los grandes más cercano que nunca. Esta vez, el Alcorcón, arropado por su público, golpeó primero, y, aprovechándose de las expulsiones del mayor de los Negredo y de Sergio Mora, decantó la eliminatoria en su favor mención a un tanto del punta Cristian Martínez, aunque dejaba la eliminatoria abierta y a decidir en tierras valencianas. Y allí, una vez más, la garra y el pundonor de los madrileños surtió el efecto deseado. El gol psicológico logrado por los de Alcoy tras una gran cantada del meta Raúl Arribas no melló los ánimos de los de Anquela. Tras el descanso, Cristian Martínez firmó un empate que descentraba por completo a los pupilos de Pepe Bordalás, que ahora necesitaban dos tantos para clasificarse. Y sólo lograron uno, a veinte minutos del final, por medio del veterano Patri, que se aprovechó de otro fallo del veterano guardameta de la parroquia amarilla, y que por otro lado sirvió para romper la infranqueable racha de los de Anquela, cuya invulnerabilidad era ya de 27 encuentros.
Y, señoras y señores, llegamos al penúltimo, y esperemos que no último, capítulo de la longeva historia del Alcorcón en esta Liga. Sólo queda una, una mísera eliminatoria. Con Cádiz y Cartagena ya ascendidos, quedan dos plazas a disputarse entre cuatro equipos. Ahora es cuando hay que dar el do de pecho, el paso definitivo, el último esfuerzo. El último rival de los alfareros, que será conocido en las próximas horas, se debatirá entre el filial del Villarreal, que está sorprendiendo allá por donde pasa, el siempre temible Jaén, que año sí y año también está ahí arriba, y el auténtico coco, el Real Unión de Irún, verdugo en Copa del Rey del Real Madrid, clasificado primero de grupo y claro favorito al ascenso. En cualquier caso, sea cual sea su contrincante, de lo que no cabe duda es de que el Alcorcón, una vez más, jugará con una motivación extra, con su jugador número 12, con su afición, con esa incansable afición que le sigue allá donde va y que con sus infatigables cánticos día sí día también impulsa a los amarillos a rozar lo imposible...
miércoles, 3 de junio de 2009
El futuro, en manos de Maxi

martes, 2 de junio de 2009
Orlando será finalmente el rival de los Lakers en la final tras dar la campanada ante los 'Cavs' de LeBron
Adiós al duelo Kobe-LeBron. Adiós al Lakers-Cavaliers. Adiós a lo que todo el mundo creía que iba a suceder en estas Finales de la NBA. Los engreídos Cavs del MVP sucumbieron en el último escollo que tenían para llegar de nuevo, tres años después, a la última seria de la temporada norteamericana. Lo hicieron ante los Magic, que echaron por tierra su triunfal temporada con un claro 2-4 sin ventaja de campo. La enorme consistencia y efectividad de los de Van Gundy pudo con la electricidad y agresividad de los campeones de la temporada regular, que se llevaron un fuerte 'palo' anímico ya desde el primer partido perdido en Cleveland sobre la bocina. Luego, los Magic sólo tuvieron que mantener la ventaja de campo para meterse en la final por segunda vez en su todavía corta existencia eliminando a los grandes favoritos (tuvieron la meor marca de la Regular Season) y haciéndoles despertar del sueño de conquistar el anillo. Ahora, por lo tanto, los que tienen pasaporte para soñar son ellos, pues se han plantado en la final tras unos extraordinarios playoffs en los que han dejado por el camino a los dos equipos más potentes de la conferencia: los todavía vigentes campeones Celtics y los antes nombrados Cavaliers. Para ello se han basado en, como ya he dicho, una enorme consistencia y efectividad de cara al aro, además de un gran acierto desde la línea de tres y el interminable potencial interior del pívot más dominante de la NBA: Dwight Howard. El que fuera elegido 'Jugador Defensivo de la Temporada' está demostrando en esta postemporada el por qué de su galardón, haciendo gala de su mejor arma: el rebote. Hasta 15'3 rebotes promedia el de Atlanta en la parte final de la temporada, unos registros muy superiores a los de cualquier jugador de la Liga. El encargado de defenderle será, presumiblemente, el cuestionado Andrew Bynum, del que se esperabab grandes cosas a principios de temporada que no ha demostrado. Probablemente también Gasol tendrá que vérselas con Superman en alguna de las rotaciones, y de su habilidad para neutralizar su influencia dependerán, y mucho, las opciones de los Lakers para hacerse con el esperado anillo. Todo esto teniendo en cuenta que el de Sant Boi está realizando los mejores números de su carrera en la faceta reboteadora y que ya hace mucho que han dejado de denominarle 'blando', por lo que Pau probablemente se crecerá y pondrá en más de un apuro a su par tanto en defensa como en ataque, donde intentará hacer valer su mayor agilidad para intentar superar los 18 puntos que promedia en los playoffs.
Otro de los factores determinantes será, sin duda, el grado de inspiración del que tiene que ser, por capacidad, la gran estrella de las Finales: Kobe Bryant. El escolta angelino (29'2 puntos, 5'3 rebotes y 4'9 asistencias por partido), tras unos primeros partidos algo dubitativo, ofreció su mejor versión en la serie ante Denver, superando los 35 puntos en cuatro de los seis partidos disputados. Además, no pareció aquel Kobe ególatra y egoísta, sino el espectacular escolta que se hizo el pasado año con el MVP de la temporada regular. Defendiéndole estará la revelación de la temporada, el atlético Mickael Pietrus, que intentará mantener su gran nivel, aunque está vez 'bailando con la más fea'. De la aportación del alero dependerán también en gran medida las posibilidades de estos Magic.
Por otro lado, será también muy importante el rendimiento de los banquillos de ambos equipos, pues en el descanso y el estado de forma de las estrellas se concentran gran parte de las bazas de ambos equipos, por lo que los reservas deben dar un relevo adecuado para convencer al entrenador y mantenerse el mayor tiempo posible en pista.
Por último, habrá que prestar mucha atención a la defensa de los Lakers sobre dos de los pilares del equipo 'azul': Rashard Lewis y Hedo Turkoglu, pues son dos aleros altos que pueden causar continuos desbarajustes en el sistema rival con sus salidas a la línea de triple (Lewis juega de falso '4', pero está constantemente fuera de la zona) y sus constantes cambios de posición (Turkoglu hace muchas veces de improvisado base gracias a su capacidad de lectura del partido y visión de juego, además de ser uno de los mejores aleros pasadores de la competición).
Así, esto es todo lo que puedo decir en este breve análisis de la gran Final de la NBA que puede coronar de una vez por todas a uno de los nuestros como campeón de la mejor liga del mundo. Suerte, Pau.